5/3/09

La liebre que salvó al “Chorizo”

. Asalto carlista de Cabañero a Zaragoza (5 de marzo de 1838)
*

Melchor Luna, más conocido por su apodo de “Chorizo”, es uno de los personajes que aparecen en el primer libro que dedicábamos a los bandoleros románticos aragoneses. Nació en la zaragozana parroquia de San Pablo y se hizo famoso por capitanear una partida de bandoleros urbanos en la Zaragoza de la primera mitad del siglo XIX. Rivalizó con otra cuadrilla capitaneada por Zardoya, natural de Borja. Ambas partidas andaban a trabucazos por las calles de Zaragoza, escandalizando a los vecinos sin que las autoridades pudieran evitarlo.

En aquella época se vivía en la ciudad una gran exaltación política, prueba de ello era la inscripción que podía leerse en una taberna: “Aguardientes liberales y vinos constitucionales”.

"Casa del Diablo Royo" (Daroca). Foto: C. García.

Con el “Chorizo” anduvo otro personaje natural de Barbastro, Luis García, al que también dedicamos otro capítulo en el mismo libro. Llegó a Zaragoza en 1835, coincidiendo con la revuelta de los conventos. Luego se hizo con los bienes de la iglesia de Daroca y del Monasterio de Piedra. Por su aspecto desagradable y porque quemó muchas obras de arte para extraer la plata, según narraba el padre Beltrán, le pusieron el apodo de “El Diablo Royo”. Su recuerdo permanece en Daroca dando nombre a la antigua Casa de los Canónigos, que actualmente se conoce como “Casa del Diablo Royo”.

El “Chorizo” y “El Diablo Royo” fueron de los primeros que se enfrentaron a los carlistas del brigadier Juan Cabañero en aquel histórico 5 de marzo de 1838.

Del “Chorizo” se cuentan numerosas anécdotas, como la que recogemos del periódico El Genio de la Libertad, publicada por Fr. Gerundio en 1840 bajo el epígrafe “Donde menos se piensa salta la liebre”.

Asalto carlista de Cabañero a Zaragoza (5 de marzo de 1838)
.
Fr. Gerundio definía al “Chorizo” como “un valiente nacional de Zaragoza”; en una ocasión, habiendo caído prisionero de los facciosos, y estando en el campo para ser fusilado, ya de rodillas, con las bocas de los fusiles apuntándole, saltó una liebre cerca del lugar del sacrificio; al verla el “Chorizo”, se levantó de repente exclamando “¡caramba, qué liebre!” (1). Los facciosos por un impulso natural dispararon al gazapo los fusiles que tenían cargados para el “Chorizo”, pero ninguno acertó.

Asalto carlista de Cabañero a Zaragoza (5 de marzo de 1838)
A pocos instantes se oyeron tiros a cierta distancia y el “Chorizo” dijo a los facciosos con mucha calma: “Los compañeros deben haber visto la liebre, porque se oye fuego hacia aquel lado”. En ese momento asomaron las tropas de la milicia nacional y los facciosos huyeron. El “Chorizo” se salvó gracias al salto de la liebre y a su serenidad.

(1) Fr. Gerundio señala en una nota que el “Chorizo” no dijo caramba, porque es sabido que los aragoneses no usan esta interjección; él suponía que diría: “¡Ay, Virgen Santísima del Pilar!”.
Volver al ÍNDICE
*

No hay comentarios: