Participantes en la carrera pedestre de Albalate del Arzobispo del 2004. Foto: Celedonio García
Celedonio García y José Antonio Adell
(Artículo publicado en el Programa de Fiestas de Albalate del Arzobispo de 2015: Fiestas Patronales en honor de Ntra. Sra. de Arcos. Albalate del Arzobispo, del 24 al 28 de septiembre de 2015)
En Albalate del Arzobispo, a principios de siglo XX, se hacían corridas en las fiestas en honor a la Virgen de Arcos y también en las fiestas de barrio dedicadas a San Ramón Nonato, las de la Virgen del Tremedal, San Roque, San Miguel y en las del Santo Ángel de la Guarda.
Antes de dar comienzo, todos,
acompañados de la dulzaina y tamboril, se desplazaban al lugar donde se
disputaba la corrida de pollos. La carrera de las fiestas de la Virgen de Arcos
también se denominaba “corrida de peatones” y, a diferencia de las carreras de
los barrios, muy pronto se comenzaron a entregar a los vencedores premios en
metálico, mientras que en las carreras organizadas en los barrios permanecieron
los premios consistentes en pollos (también con conejos).
En esta villa existía una gran
afición a las carreras, motivo por el cual surgieron numerosos corredores;
entre los más destacados habría que citar a Manuel Gazulla y Elías Gargallo, de
finales del siglo XIX y comienzos del XX; José Pérez, Isidro Pina, Domingo
Gracia, Isidro Gómez y Manuel Lucea, en los años veinte; José Casorrán, Rafael
Lasmarías y Jesús Félix, en los años treinta; y en los años cuarenta y
cincuenta, Joaquín Pérez Anadón, conocido como “Serrano el corredor”, Antonio
Pina o Antonio Pastor Gracia “El Portillo”, ya a finales de los años cincuenta
y principios de los sesenta.
En 1957 Antonio
Pastor participó en el Campeonato de España de Cross en Santander,
quedando en el noveno puesto de la prueba, con el "club" del Frente
Juventudes, único club deportivo existente en la época.
En una de las carreras de pollos
que participó en Andorra, en sus fiestas
patronales, se ganó una prima de 900 pesetas, que para aquellos tiempos era mucho
dinero.
Solía correr con Pedro Sierra (La
Puebla de Hijar), Blasco (Urrea de Gaén)
Laguardia (Valjunquera), García (Lérida), etcétera.
El ambiente de las carreras de
los barrios queda reflejado en varias crónicas que extraemos del Heraldo de
Aragón. En las fiestas de San Ramón Nonato de 1903, el 2 de
septiembre por la tarde, “los cabezudos, danzantes, rondalla, tamboril y
dulzaina, se trasladaron acompañados de inmenso gentío a sitio competente para
celebrar la corrida de pollos. Santiago del Río llamó
la atención al presentarse con su jaca enjaezada y vestido de torero”.
Posteriormente, “a las seis tuvo lugar el célebre baile del pollo, premiándose
a Mariano Brinquis y a su primo Pascual”.
En las mismas fiestas de 1910,
Ricardo del Río escribía: “Se han verificado con extraordinaria concurrencia,
solemnes funciones religiosas, corrida de peatones, baile del pollo, bailes
públicos de dulzaina y tamboril. En la corrida de peatones ganó la primera el
joven de esta localidad Antonio Bernad el Blanqueador y en el baile del pollo
fue adjudicado el premio único a Manuel Lucía Mora”.
En la fiesta del Santo Ángel de
la Guarda de 1926 la carrera se celebró el primero de octubre. A las tres de la
tarde las dulzainas y tamboril recorrieron las calles de la población,
anunciándose la corrida de peatones por medio de bando. Los premios
consistieron en tres hermosos conejos para el primer clasificado, dos para el
segundo y uno al tercero.
A continuación hubo corrida de
entalegados; los tres primeros clasificados recibieron 5, 4 y 3 pesetas,
respectivamente. Y después corrida de mujeres con cántaros llenos de agua a la
cabeza, con los mismos premios que la de entalegados. Las talegas y los
cántaros corrían por cuenta de los corredores.
Hombres participando en la "corrida del pollo". Los calzoncillos quedaban a la vista. Foto del archivo de Francisco Binaburo incorporada con posterioridad a la publicación del artículo en el Programa de Fiestas de 2015
Pero sin ninguna duda, las carreras
más importantes eran las que se celebraban para las fiestas patronales de la
Virgen de los Arcos. Corrían por la rambla derecha del río Martín, cubriendo
una distancia de unos cuatro kilómetros, descalzos por un terreno cubierto de
guijarros y maleza; iban desde el Puente hasta la “Piedra de la valla”, donde
ponían la bandera, a la que había que dar la vuelta. Antaño también se corrió
en el “Sasillo”. Posteriormente se ha corrido en el campo de fútbol, en la
plaza de toros y por las calles.
Los premios que se entregaban a
los tres primeros clasificados, a finales del siglo XIX, consistían en: 30, 15
y 10 pesetas, respectivamente. Estos premios, considerables para la época,
permanecerías durante la primera década del siglo XX. En 1899 se los
adjudicaron: 1º Juan Obón, de Muniesa; 2º José Marín, de Ariño, y 3º Antonio
Miravete, de Andorra. Nuevos corredores llegarían a comienzos del nuevo siglo.
En 1903 venció Telesforo Marín, de Ariño, seguido de Manuel Gazulla y de Elías
Gargallo.
En el año 1911 se adjudicó las 30
pesetas Mariano Hernández, de Paniza; segundo llegó Manuel Mercadal, de Blesa,
y el tercero Telesforo Marín de Ariño. Según Ricardo del Río, corresponsal del Heraldo de
Aragón, los primeros hicieron el recorrido de 4 kilómetros en 10
minutos, con escasa diferencia uno de otro.
Comprobamos que acudían
corredores de poblaciones diversas, muestra del arraigo y solera de la prueba.
Ricardo del Río, escribía en 1913: “La corrida de peatones de antaño se celebra
el día 27 por la tarde, a la que concurren los mejores corredores de la
región”.
Vencedores de la Corrida de pollos de 1999 con sus respectivos premios. Foto: Celedonio García
La crónica de El Noticiero
refleja la heroicidad de estos corredores: “Se celebró en la rambla derecha del
río Martín. No acierto a comprender como hacen. Descalzos, por encima de un
piso lleno de guijarros y malezas, con el afán del luchador en el espacio de
siete minutos recorren tres kilómetros de distancia. Vencieron el corredor de
Blesa en primer término, en segundo un albalatino, y se llevó el tercer lugar
un corredor de Vinaceite.
Tomó en sus manos la bandera el
vencedor de Blesa y seguido de la música y de todas las autoridades, hizo su
entrada triunfal en las casas de la villa, en donde el ilustre Ayuntamiento
tenía preparado un buen refresco para toda la concurrencia”.
Igualmente significativa era la
crónica de El
Noticiero de 1917. La carrera se celebró después del concurso de
jota con la rondalla. “Terminada ésta, todo el pueblo, con la banda de música y
las autoridades precedidas de la bandera española, hemos ido por la calle de
Rivera al río en donde por su rambla tienen lugar las corridas pedestres. Era
pintoresco ver desde las barbacanas del puente y antepechos de la carretera,
una muchedumbre de más de 4.000 almas, que presenciaba la corrida (entre la
muchedumbre un buen ramillete de jóvenes guapas). Ocho corredores han salido;
cuatro kilómetros constituía la carrera y se han disputado el primer premio los
dos primeros, quedando vencedor por tres pasos Manuel Mercadal, de Blesa;
llegando el segundo Silvestre Blasco, de Urrea, y poco después, Francisco García,
de Alcorisa. Los premios han sido 30, 15 y 10 pesetas, respectivamente”.
Salida de la carrera pedestre de Albalate del Arzobispo del 2007 entre la multitud que abarrota el circuito. Foto: Celedonio García
Al año siguiente los premios se
incrementaron a 40, 25 y 15 pesetas, respectivamente. La corrida de peatones se
celebró en el escenario habitual del río, a las cinco de la tarde, y Manuel
Mercadal, de Blesa, volvió a repetir triunfo, seguido de Julián Fuentes, de
Azuara, y del urreano Silvestre Blasco.
Nuevos corredores llegarían en
1919. Los premios, aumentados a 60, 40 y 20 pesetas, respectivamente, los
consiguieron: José Pérez, de Lécera, Isidro Pina y José Pérez Soro, de
Albalate.
En 1920, el corresponsal del Heraldo de
Aragón, José del Río, comentaba la ausencia de corredores de la
comarca: “Llamó la atención que no concurriera al concurso ningún forastero,
pues se da el caso que, según me afirman personas ancianas, es la primera vez
que un vecino del pueblo se lleva la primera en corrida de tal importancia, por
lo que al llegar a la meta, así como al presentarse con la bandera a recibir el
premio fue recibido con la mar de aplausos y vivas”.
La Crónica de Aragón de este año
también dedicaba un apartado a las “corridas de peatones”, destacando la
categoría de esta carrera: “Con una asistencia numerosísima se celebraron las
carreras pedestres en el río, lugar ideal para este espectáculo por su
excelente posición topográfica. Aquí, donde se disputan todos los años el
campeonato regional tantos corredores, en el presente vencieron los de
Albalate, pues obtuvieron los tres premios de 60, 40 y 20 pesetas,
respectivamente, José Pérez, Manuel Lucea y Domingo Gracia; el primero ha
obtenido este año seis primeros premios en otras tantas corridas”.
Las carreras siguieron
conservando el mismo interés en años posteriores. En 1922, año en el que se
inauguró la instalación eléctrica de la iglesia, participó en el “concurso de
corredores”, según se denominaba en El Noticiero, el atleta que dos años más
tarde sería el primer olímpico aragonés, Dionisio Carreras, de Codo, pero no
obtendría el deseado triunfo en sus primeras participaciones. Venció Pedro Lou,
de Blesa, seguido del citado Dionisio Carreras y de Silvestre Blasco, de Urrea
de Gaén.
En descargo de Dionisio Carreras,
debemos decir que era especialista en pruebas de largas distancias. Al año
siguiente, en 1923, obtendría la tercera plaza; obtuvo el triunfo José Blasco,
de Azaila, seguido de Pedro Lou, de Blesa.
En 1924, recién finalizada la
Olimpiada de París, en la que Dionisio Carreras había obtenido un brillante
octavo puesto en el maratón, el corredor de Codo pudo vencer, en reñida pugna
con sus más inmediatos perseguidores. En segundo lugar finalizó un joven atleta
local, Isidro Gómez, de 19 años.
En 1926 terminó vencedor Basilio
Ezquerra, de Vinaceite, seguido de Antonio Ginés, de Andorra, y de Justo
Gascón, de Albalate. Al año siguiente Basilio repetiría triunfo, seguido de
Pedro Mateo de Gargallo y del local José Casorrán.
Participantes en la carrera pedestre de Albalate del Arzobispo de 2009 acompañados de los "Gaiteros del Bajo Aragón" que amenizaron las carreras interpretando las típicas melodías de corridas de pollos. Foto: Celedonio García
La afluencia de forasteros para
presenciar la carrera era enorme, como señala el Heraldo de Aragón en la
crónica de 1928: “En la corrida pedestre obtuvieron los primeros premios: José
Sebastián, de Oliete, seguido de Basilio Ezquerra, de Vinaceite, y de José
Casorrán (a) Apañé, de Albalate; este último, a no haber caído en el río
hubiese llegado quizá en primer lugar. Mala suerte. La tarde fue espléndida y
el público concurrió con una afluencia enorme de forasteros y del lugar”.
En 1930 la animación fue enorme,
especialmente por el triunfo de dos locales ocupando las dos primeras
posiciones, José Casorrán y Rafael Lasmarías, respectivamente. En tercer lugar
finalizó José Sebastián, de Oliete.
En 1932 venció Rafael Lasmarías,
de Albalate, seguido de Manuel Blesa, de Blesa y de Pedro Sevil, de Samper de
Calanda.
En 1934 participaron muchos
corredores. El triunfo se lo adjudicó Antonio Ezquerra, de Vinaceite, seguido
de dos albalatinos, Rafael Lasmarías y Jesús Félix.
Los premios de 1919 se
mantuvieron hasta después de la Guerra Civil. En los años cuarenta esta prueba
perdió su tradicional denominación de “corrida de peatones” y pasó a
denominarse genéricamente carrera pedestre, aunque algunos años, como en 1948,
se anunciaba como “gran carrera pedestre” por la cuantía de los premios, que
alcanzaban la cantidad de 3.000 pesetas.
Manuel Blasco, destacado atleta
de Urrea de Gaén, venció en 1950, todavía en la rambla del río; en 1953 y en
1956, este último año en la plaza de toros y con rivales como Pedro Sierra,
Luis García, Fernando Avión, Francisco Guardia y Jesús Gracia.
Luisa Larraga e Hicham El Amrani, vencedores de la carrera pedestre de 2009, bailando la "Jota de los pollos" interpretada por los "Gaiteros del Bajo Aragón". Foto: Celedonio García
Por Albalate desfilaron todos los
grandes corredores de esta comarca y otras próximas, como Sierra, Royo, Bielsa,
Blasco, Alcaine o Guardia; otros aragoneses como “El Cartujano”, Murillo,
Binaburo, Pamplona, Martín..., y de España: Rojo, Baldomá, García, Molins,
Haro... Una muestra de la notoriedad de esta carrera se puede comprobar en el
programa de fiestas de 1970. Dice: “Día 28, a las cuatro y media de la tarde,
en la plaza de toros, tendrá lugar una gran carrera pedestre con la
participación de atletas de renombre internacional”. El escenario sería unos
años la rambla del río, otros la plaza de toros, pero el ambiente siempre
impresionante, tal como corresponde a la tradición local por las carreras.
En los últimos años la prueba se
disputaba a veinte vueltas en un circuito urbano que trascurría desde la plaza
del Convento hasta la plaza Nueva, más conocida como plaza de los joteros. Los
vencedores de las últimas décadas han sido: Javier Cortés, Fernando Díaz,
Miguel Ángel Antón, Rachid Damoun, Luis Javier Alonso, José Luis Rodríguez,
Hicham Lamalem, Javier Ferrando Treviño, Redouan Benarafa, Abelghani Elhassany,
Hicham El Amrani y Jaouad Boulame. Y en
mujeres: Carmen Félix, Laura Rosell, Raquel Llamas, Laila Daoud y Luisa Larraga.
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