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Participantes en la carrera pedestre de Juslibol de 1926. Los vencedores fueron: Urbano Casañal, Claudio Prado y Juan Abanses
Publicado en la revista Gaiteros de Aragón, Nº 15. Primavera 2001
Publicado en la revista Gaiteros de Aragón, Nº 15. Primavera 2001
Celedonio García Rodríguez
Glorioso San “Pantalión”,
“abogau” de los melones,
el que no tenga navaja
que los parta a coscorrones.
En las fiestas patronales de algunos barrios urbanos de Zaragoza (el barrio de las Tenerías, el barrio de San Miguel, el barrio del Arrabal, el barrio de Casablanca, el barrio de Hernán Cortés, el barrio de la Magdalena o en el barrio del Boterón), así como otros barrios denominados rurales (barrio de Peñaflor, barrio de Garrapinillos, barrio de Casetas o el barrio de Monzalbarba), incorporaban entre sus festejos más típicos el “dance”.
El barrio de Juslibol también tuvo “dance”. Según los datos que hemos recogido se dejó de “palotear” en 1898, aunque pasados algunos años todavía se recordaban algunos “dichos”:
Estudiantes para cura,
después te echaste a higuero,
y al último no serás
ni galgo ni conejero.
Éste sí que es guapo chico,
guapo chico y fanfarrón
que le ha quitado a tu madre
los dineros del cajón.
Todos a coro recitaban:
San Pantaleón, que las uvas son verdes.
San Pantaleón, que ya madurarán.
Cuando fuiste a regar
no hiciste mala ensalada:
regaste to el Juslibol,
Soto, Plano y Monzalbarba.
También regaste Pastriz
y parte de Montañana
y en la torre é San Felipe
te se pasaron las tablas.
Y es verdad que yo lo vi,
que caminaba hacia Francia
y aún tuve que taconiar,
porque me encorría el agua.
Un domingo por la tarde,
por festejar con la viuda
en la caseta del soto,
pusiste juerte laguna;
embalsaste todo el soto,
también llegó a Zaragoza,
y también en Alfocea
se les llenaba la poza;
no lo tengas que negar
ni pongas denguna duda,
que yo al pasar por allí,
casi se me ahuga la mula.
Cuando fuiste a Palencia,
te probó muy bien la pista:
fuiste con calzones rotos
y golvistes con la levita.
Fuiste a ver la madrastra
y te vistió de la levita
y el pelo mu bien peinado,
pero mu floja la tripa.
Durante muchos años la gaita recorrió las calles del lugar, improvisando bailes y contribuyendo a la animación, tal como hemos recogido en una crónica de mediados del siglo XIX. Unos años después la banda de Juslibol fue la encargada de amenizar los bailes; en los años siguientes al cambio de siglo la banda estuvo dirigida por D. Cecilio Baranda y posteriormente D. Cándido Ferruz.
Otro de los festejos tradicionales, extendido por todo Aragón, era la clásica “corrida de pollos”; en los primeros años del siglo XX destacó el corredor local Valeriano Galdeano.
También se disputaban carreras de entalegados y otras competencias peculiares, como el “concurso de cargadores de trigo” o las “carreras de burras sin cabezada y con la albarda del revés”.
El “concurso de cargadores de trigo” se programó en 1914; en esta prueba podían participar todos los que quisieran, tanto de Juslibol como de fuera del barrio, y el vencedor se adjudicaba un premio siempre que fuera capaz de cargar, como mínimo, un cahíz.
El otro festejo, la “carrera de burras sin cabezada y con la albarda del revés”, estaba organizado por la cofradía de San Pantaleón. En 1927, tal como se celebró aquel año, fue muy criticado por M Biel desde las páginas de La Voz de Aragón. Biel escribía: “Es lamentable que todavía tengamos que presenciar espectáculos como el que se ofreció a nuestra vista durante la celebración de la precitada carrera. Además de que no ofrece ningún atractivo, causa verdadera lástima contemplar como los pobres y laboriosos animales son apaleados brutal e incesantemente, no sólo por el que va montado (cuando no se cae, que no son pocas veces, lo que también puede dar lugar a descargas) sino también por dos o más individuos que no vacilan en ofrecerse -¡hasta gustosamente!- para descargar cada uno sobre el pobre animal tantos palos como segundos dura la prueba”.
Los festejos han ido evolucionado con el paso de los años; ya nada queda de los que hasta ahora hemos recogido, ni de otros que completaban los programas festivos en los primeros años del siglo XX: la elevación de globos aerostáticos o los encierros de madrugada de una brava novilla-vaca. Durante las fiestas tampoco faltaban los pasacalles, las dianas, el disparo de bombas reales, la lidia de novillos, el estofado de los novillos en una merienda popular, el toro de ronda, los bailes en cuyo intermedio se quemaba y se corría un “zencenzusko” o toro de fuego y los fuegos artificiales.
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