31/8/10

Presentación de Arundo donax. La caña en el Bajo Aragón. Usos y desusos

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El próximo sábado 4 de septiembre a las 12 del mediodía se presentará en el Centro Cultural El granero de La Puebla de Híjar, y dentro de los actos conmemorativos del día de la Comarca del Bajo Martín, el libro colectivo Arundo donax. La caña en el Bajo Aragón; Usos y desusos.

Bajo la coordinación de Víctor Guíu, el libro recoge una serie de artículos alrededor de la arundo donax, nombre científico de la humilde caña que crece junto a ribazos y acequias y que tiene un relevante papel en la construcción y funcionamiento de muchos instrumentos musicales.

Editado por el Centro de Estudios del Bajo Martín y la Asociación Musical "Fuera de Tono", con la colaboración de la Comarca del Bajo Martín y la Asociación para el Desarrollo Integral del Bajo Martín (ADIBAMA) el texto, dividido en dos partes, recoge 13 trabajo de otros tantos especialistas.

La primera parte, titulada Estudios y divulgación, incluye el trabajo de Jorge Abril "Sendero de la Historia", acerca de la construcción del monumento homenaje a la caña en Alcañiz; "Cañas y cálamos musicales en la antigüedad", de Daniel García de la Cuesta, aporta importantes datos acerca del uso musical de la caña en la historia; la memoria personal de Jesús Tena queda recogida en Urrea de Gaén, "La ciudad de la caña"; Pascual Ferrer Mirasol nos deja sus recuerdos infantiles en "El cañar, una fábrica de juguetes"; las notas sobre botánica las pone José Tomás Laguna en "La caña", en tanto que Ricardo Rodríguez habla de "La Fauna de los cañares".

La segunda parte de la edición está dedicada a La caña musical, con los trabajos de Mario Gros "Clarinetes populares en Aragón", Pancho Sánchez "Lengüetas dobles para dulzainas y similares", Félix Contreras "Construcción de pipas para dulzaina", Luis Payno "Construcción de un aerófono simple con lengüeta simple", Clara Cifuentes "Diario de un viaje a la casa del gaitero", Xavi Lozano "Duduk. Pequeña historia de cómo una cosa lleva a la otra" y Ángel Sampedro del Río "Las cañas y el bambú".

El resumen de la jornada Arundo donax 2009 y un poema de Víctor Guíu cierran el tomo de más de 150 páginas. Como complemento a la edición se entrega un DVD en el que se resumen los talleres y actividades de la jornada Arundo donax 2009 desarrollada en La Puebla de Híjar el 14 de marzo de 2009.
.El libro puede solicitarse por correo electrónico al Centro de Estudios del Bajo Martín: cebajomartin@yahoo.es
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Más información:
http://arundodonax2009.blogspot.com/
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19/8/10

La bruja de Velilla de Ebro

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Panorámica de Velilla de Ebro (Foto: C. García)

Desde hace siglos el nombre de Velilla se extendió por todas partes asociado a la famosa leyenda de la campana del milagro, que llegó flotando sobre las aguas del Ebro, se colocó en la ermita de San Nicolás Bari y sonaba sola cuando sucedían acontecimientos importantes. Allí mismo, junto al santuario, se halla el importante yacimiento arqueológico de la colonia de “Celsa”, fundada en el año 44 a. C.

Ermita de San Nicolás de Bari
(Foto: C. García)

La leyenda y los restos arqueológicos revisten este lugar de misterio, realzado con poderes prodigiosos y sobrenaturales que se atribuyen a la campana. Se decía que cuando la campana tocaba por sí sola, nadie podía aproximarse a ella; un osado canónigo lo intentó y recibió una sacudida tan fuerte que durante mucho tiempo fue curado de la mano y del brazo con el que lo intentó.

Hasta hace pocos años, la nueva campana, refundida en 1841, se hacía repicar para “alejar las tormentas”. En cuanto una tormenta amenazaba, el campanero subía a cualquier hora del día o de la noche y realizaba un repique continuo. Al sonido de las campanas le pusieron letra, que repetían acompañando a las campanas hasta que desaparecía la tormenta:

Tente, nube;
tente, no caigas.
Tente, nube;
tente, no caigas…

En Velilla también reposan los restos de Miguel Juan Pellicer, más conocido con el sobrenombre de “el Cojo de Calanda”, protagonista de otra famosa leyenda, la del “Milagro de Calanda”.
La lucha entre el “mal” y el “bien”, representados en las figuras del “diablo” y el “ángel” del dance, nos introduce de nuevo en un contexto enigmático sustentado en arraigadas tradiciones.

Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción
(Foto: C. García)
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Todo ello, especialmente las facultades propagadas por la campana, favoreció la manifestación de supersticiones y creencias entre la gente; incluso alguna persona pudo recibir el beneficio de tan asombrosos poderes. Es el caso de la historia que relatamos a continuación, con un funesto desenlace, y que ya recogimos en nuestros libros: Brujas, demonios, encantarias, gigantes y seres mágicos de Aragón y Leyendas misteriosas de Aragón.
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Velilla de Ebro, 1936

“A mediados de abril de 1892 un trágico suceso alteró la calma de las gentes de esta sosegada población, asentada a la orilla del Ebro.

Habitaba en Velilla una mujer de 50 años, casada con Victorián Casahorrán Guallarte, con fama de “bruja” y “adivina”, a la que la gente le atribuía poderes sobrenaturales. Según creencia generaliza, era capaz de provocar y curar enfermedades a su antojo, y hasta se permitía el lujo de conversar con seres que habían fallecido hacía más de un siglo.

Mujeres de Velilla de Ebro, 1936
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Estas convicciones propias de la ignorancia y superstición, tan acentuada en aquella época, sirvieron de aderezo para desencadenar la tragedia. Un joven de 19 años, llamado Manuel Tello Puyoles, alistado aquel mismo año para cumplir el servicio de armas, supuso que la enfermedad que padecía su padre desde hacía tiempo, reteniéndole en la cama, se debía a un hechizo de esta mujer.

Tello se dirigió a la casa de la bruja para que quitase a su padre la enfermedad. Ella se negó y el muchacho, enfurecido, echó mano a un arma de fuego que llevaba consigo y disparó un tiro dejándola herida.

Velilla de Ebro (Foto: C. García)
.El joven, cada vez más obcecado en su idea, volvió a disparar, pero esta vez al marido. Después, salió corriendo en persecución de la hechicera, que había logrado huir arrojándose por una ventana. Tello no tardó en darle alcance en una calle próxima a la casa de la bruja y, completamente obcecado, sacó un puñal y le asestó dos puñaladas, de cuyas heridas fallecía poco después.

El hecho causó consternación en el pueblo y revelaba hasta qué punto la ignorancia e incultura podía ser móvil de horrendos crímenes.

El marido de la “bruja” quedó herido levemente en la mano derecha por el disparo del arma de fuego. Tello fue juzgado y condenado.

Bibliografía:
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8/8/10

Eliseo Gracia, "El corredor de Plenas"

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Del blog "Plenas" recogemos el siguiente texto que nos habla de la melodía dedicada por Pepín Banzo a un destacado corredor local:

"El corredor de Plenas", es una alegre música para amenizar las carreras pedestres y dedicada a Eliseo Gracia Martínez, afamado atleta de las “corridas de pollos” de la postguerra. Autor: Pepín Banzo Salvo. Primer Premio de Composición del "II Premio Anual de Composición y Recuperación de Música Popular Aragonesa Comarca Campo de Belchite.

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5/8/10

Corrida de la torta y de la manzana

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Antecedentes históricos

“Corrida de la torta” de Fuencalderas. Foto Ricardo Garcés
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Celedonio García Rodríguez

Las carreras pedestres más típicas y extendidas por toda la comunidad aragonesa eran las denominadas “corridas de pollos”. En algunos pueblos, a veces, se alternaban con otras: “corridas del arra, tarta, torta, rosca, roscón o manzana”; su nombre procede del premio que se entregaba al vencedor de la carrera. En ocasiones estos premios se concedían conjuntamente con los pollos. Hay pueblos en los que unos años la carrera se denominaba “corrida de pollos” y otros “corrida del arra” o “de la manzana”; y, a veces, un día se disputaba la de pollos y otro la tarta. Con frecuencia la de pollos se corría en la fiesta mayor y la rosca o manzana en las fiestas de barrio o de cofradía.
El premio de la torta y la manzana resulta confuso, así como las denominaciones: “corrida de la torta” o “corrida de la manzana”. Unas veces se entregaba al vencedor de la carrera una torta y otras una manzana, o las dos, como vemos en Fuencalderas.
. Ricardo Garcés recuperó en el 2008 la “corrida de la torta” de Fuencalderas. Foto: Ricardo Garcés.
Ver información de esta carrera:
http://aragonia-pedestrismo.blogspot.com/2008/09/corrida-de-la-torta-de-fuencalderas.html


La carrera de Fuencalderas era similar a otras que se organizaban en el Prepirinero y Hoya de Huesca. La "torta” o premio se situaba en la línea de meta esperando la llegada de los corredores con un 'espedo' (bastón) adornado con una manzana, un ramo de albahaca y, en la punta, empalada, una torta especial, que según la tradición se tardaba más de cinco días en macerar.

En el Pirineo entregaban de premio el "arra", torta muy aderezada o buen pastel de confitura en el que lucían su habilidad los pasteleros de los pueblos vecinos. Era costumbre que el vencedor regalara el arra a una moza o forastero pudiente que recompensara la fineza. Otras veces se denomina rosco o rosca (“correr la rosca"). Este nombre se daba en Senegüé, Acumuer, Yebra de Basa, San Julián de Basa, Gésera, Biniés, Baraguás, Espuéndolas, Gracionépel, Novés… y en otros puntos del Serrablo y Jacetania.

En Cartirana el vencedor de la “corrida de la rosca” recibía una hermosa torta y el segundo clasificado un ramo de flores. En los pueblos de la Guarguera se premiaba con pollos o con el rosco; en Fenillosa se entregaba al vencedor el rosco, al segundo se le obsequiaba con un ramo y al tercero con un chiflo. En Gésera, Lasieso, y Hoz de Jaca la prueba se denominaba “corrida de pollos y/o rosca”.

En La Hoya y Monegros también se premiaba con tortas, roscas o roscones. En Chimillas la prueba se denominaba “corrida del arra” y consistía en una tarta de varios pisos; el vencedor la compartía con sus amigos. En Tierz, para San Roque, se corría el “arra” o la “manzana”; el “arra”, igual que en Chimillas, era una tarta de varios pisos que se encargaba en alguna afamada pastelería de Huesca. En Montmesa el vencedor solía donar el “arra” a una mairalesa o moza del lugar. También se denominaba “arra” en Gurrea de Gállego y el premio era una magnífica torta. En Alcalá de Gurrea se disputaba la “corrida de pollos” o “corrida al estilo del país” y se premiaba con pollos, una torta y un ramillete, que se ofrecía a una moza del lugar.
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En Almuniente, Torralba de Aragón, Lastanosa, Peralta de Alcofea, Velillas, Biscarrués, Bolea, Luna, Sierra de Luna, Las Pedrosas, Loscorrales... también se entregaba una torta o rosca al campeón. El vencedor unas veces la comía con sus amigos y otras la regalaba a una moza del pueblo.

En Coscullano la torta se llevaba colgada junto con los pollos y luego se rifaba.

En las fiestas de Santa Águeda las mujeres disputaban la rosca, rosco o tarta; en El Tormillo se denominaba “carrera de la torta”; en Poleñinode torteles o roscones”; en Grañén, “corrida del roscón”. En Peralta de Alcofea corrían las tortas los hombres en la festividad de Santa Águeda, después de ser bendecidas en la celebración religiosa.

Otras carreras que se premiaba con rosca o tarta eran las “corridas de boda”; se disputaban después de la celebración religiosa y el vencedor la solía repartir entre los invitados. Eran típicas de la Ribagorza, Hoya y Monegros (Grañén, Sangarrén…).

La "manzana" era otro premio habitual. Se elegía la manzana más encarnada que se encontraba. Se llevaba colgada en la punta de una espada adornada con peladillas, caramelos y con un ramo de albahaca en el remate. Estas carreras las hemos encontrado en Sesa, Bolea, Grañén, Plasencia, Casbas, Tamarite... En Sangarrén se premiaba con pollos y con la manzana. En Loarre el premio era una manzana, adornada con un ramillete de albahaca, que se llevaba clavada en un palo. En el Barrio Nuevo de Huesca, para la Virgen del Pilar, en la “carrera al estilo del país” el vencedor recibía la clásica manzana y varias pesetas. En las fiestas del Barrio de San Martín de Huesca de 1913, “el vencedor de la carrera pedestre dedicó la clásica manzana al Sr. Gobernador, quien después de corresponder espléndidamente a la delicadeza, la regaló, en un rasgo de simpatía por todos aplaudido, a los niños pobres del asilo de San José”.

Según los datos obtenidos, las denominaciones de “carreras de la torta” y “carrera de la manzana” se repiten en muchos lugares, como en Fuencalderas, circunstancia que nos hace pensar que ambos premios, la torta y la manzana, se entregaban conjuntamente en algunas carreras.
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