29/1/11

Un muerto que hablaba en Saravillo

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Saravillo. Foto: J.A. Adell
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En mayo de 1885, La Época, El Imparcial, La Iberia y otros diarios nacionales, recogieron una noticia publicada en el Diario de Barcelona, que tuvo lugar en Saravillo. La anecdótica historia trágica, pero con tintes graciosos, nos recuerda a otro hecho similar con el famoso bandolero "Chichón de Nueno" de protagonista. Esta historia la publicamos en el libro Historias de bandoleros aragoneses y sucedió en el alto de Monrepós.

Pero, veamos la noticia del Diario de Barcelona:

"Hace poco tiempo, en Cálig, villa de la provincia de Castellón, un yerno hirió en la cabeza á su suegro, a quien creyó muerto.

El agresor diosa a la fuga, y pidiendo limosna de pueblo en pueblo, dominado por la fatiga y el remordimiento, llegó a media hora de distancia del pueblecito de la provincia de Huesca, llamado Saravillo, que no cuenta más de treinta casas.

Para esperar a que anocheciera se escondió, subiéndose a la copa da un corpulento árbol. Al poco tiempo vio con asombro que del pueblo salía una numerosa procesión con velas encendidas y que rodeaba el árbol donde él se encontraba, y que al mismo tiempo el cura, dirigiéndose a varios hombres, decía: «Ea, subid y bajadlo».

El fugitivo, dominado por el remordimiento, contestó presuroso: -«No subáis, que yo bajaré sólo». Al oír aquella voz, la comitiva echó a correr, movida por el terror y no pararon hasta el pueblo, en donde cada cual refirió a su manera que el muerto había hablado.

A su vez, el culpable, asombrado de lo que pasaba, trató de bajarse, y al hacerlo se encontró en una rama a un ahorcado cuyo cadáver habían ido a levantar en procesión los habitantes de Saravillo.

El fugitivo llegó a Plan, donde se presentó a las autoridades y de donde fue trasladado a las cárceles del partido de Vinaroz".
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23/1/11

El “Voto de las descabelladas” en Fuentes de Ebro

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La procesión de "Las Descabelladas" en Fuentes de Ebro. Foto: J. Vergara, 1903
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Durante siglos, Fuentes de Ebro mantuvo viva una antigua tradición, denominada “Procesión de las descabelladas” o “Voto de las descabelladas”. Surgió por un voto que hicieron los vecinos por verse libres de una extraordinaria plaga de langosta. La plaga tuvo tanta virulencia que impedía hasta la cocción de los alimentos, por caer a millares en los hogares.

Según las crónicas de la prensa regional de 1880, de las que se hicieron eco diarios nacionales como El Liberal, El Siglo Futuro o la revista Guía del peluquero de aquel año, la procesión del voto o de las descabelladas, consistía en concurrir todas las doncellas con el cabello tendido y recorrer las principales calles de la población, con la particularidad de estar cerradas entre tanto todas las puertas, balcones y ventanas, sin que ningún vecino pudiera asomarse por ellas. A los forasteros se les permitía verla desde la calle con mucho recogimiento.

Reportaje del diario ABC sobre "Las Descabelladas" de Fuentes de Ebro

En 1903 el diario ABC publicó un amplio e interesante reportaje, titulado “Costumbres y tradiciones españolas. La procesión de «Las descabelladas» o fiesta del voto”, ilustrado con fotografías de J. Vergara, en el que nos relata el origen de esta curiosa tradición.

"El día 19 del corriente mes se celebró en Fuentes de Ebro, provincia de Zaragoza, la típica y original fiesta del votó o procesión de Las descabelladas.

Allá por el mes de abril del año 1495 presentóse en el término de dicho pueblo una horrible plaga de langosta, cuya acción devastadora y rápida propagación no pudieron ser atajadas por el vecindario, que ante el temor de verse sumido en la más espantosa miseria, luchó desesperadamente durante veintidós días contra la plaga.

Entrando a la iglesia antes de la procesión. Foto: J. Vergara, 1903

Convencidos de la inutilidad de sus esfuerzos, el pueblo en masa deliberó y acordó invocar el celestial auxilio organizando siete procesiones en siete días consecutivos, en las que todos, los hombres, mujeres y niños debían tomar parte a pie desnudo, como asimismo todas las doncellas o vírgenes con el cabello tendido como signo de desesperación.

Poco antes de terminado el trayecto y llegada la procesión a cierto sitio previamente marcado y próximo a la iglesia todos los asistentes debían postrarse de hinojos y continuar en esta posición, caminando sobre las rodillas hasta el interior del templo, pronunciando a la vez entre sollozos y gritos lastimeros las siguientes palabras:
«¡Santo Dios! ¡Misericordia!».

Verificadas las siete procesiones en la misma forma, el día en que tuvo lugar la última celebróse una solemne misa, en la que todo el pueblo acordó elegir y tomar a San Gregorio como abogado en la corte celestial, por cuya mediación dicen las crónicas que se obtuvo la gracia de Dios, librando a la tierra de dicha terrible plaga.

El pueblo, agradecido por tan señalada gracia, prometió guardar solemnemente el día y fiestas de dicho santo, para lo cual, reunidos los honorables D. Sancho Samper (justicia), Gonzalo de Exea (jurado de los fidalgos) y "Bartolomé de Pascualía (jurado por los labradores), juraron y votaron en nombre y voz de todo el pueblo, por presentes, ausentes y venideros, hacer todos los años en aquel día de la fiesta una procesión muy solemne, a la que hombres, mujeres y niños mayores de siete años deben acudir descalzos, y detrás de éstos todas las doncellas escabelladas o con el pelo tendido. Asimismo se ordena que el día y fiesta del santo, desde la salida del sol hasta que la procesión sea tornada á la iglesia, ninguna bestia de labor salga ni vaya a la dula, ordenándose igualmente que ninguna persona salga de la villa en dicho día hasta sol puesto ni presencien la procesión desde puertas, balcones o ventanas.


Último grupo de la comitiva. Foto: J. Vergara, 1903

Señalaron diversas penas para los que contraviniesen las anteriores disposiciones, levantando acto seguido un acta firmada por los mencionados señores, cuyo original todavía se conserva en el archivo de la parroquia.

Aunque no en todos sus detalles, todavía se conserva y respeta en la villa de Fuentes de Ebro el voto tan fervorosamente hecho por sus antepasados de hace cuatrocientos años, según puede apreciarse en las presentes fotografías que publicamos reproduciendo la originalísima procesión de Las descabelladas, que tiene lugar todos los años el día 19 de junio, y en la que todas las jóvenes, doncellas del pueblo lucen sus cabelleras en honor del venerado santo".
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21/1/11

Fuente del Baño, en Fuentes de Ebro, y sus propiedades curativas

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Fuente del Baño. Foto: C. García
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A las afueras de Fuentes de Ebro, junto al denominado Camino del Baño se halla un pequeño manantial, conocido con el nombre de la “Fuente del Baño”, donde antaño estuvieron las denominadas Torres de Don Galindo.

Fuentes de Ebro. Foto: C. García
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En el siglo XIX, según señalaba la prensa, este lugar era muy concurrido por buen número de bañistas llegados de la capital y de los pueblos circunvecinos para tomar las aguas salutíferas, con propiedades curativas.


Un hilillo de agua nos recuerda las propiedades curativas de la mítica fuente. Foto: C. García
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Estas aguas se utilizaban para reumas, problemas de ojos y para ciertas enfermedades del estómago.

El gran maestro de cantadores, Santiago Lapuente Rais, conocido con el apodo de “El Tío Jotero”, natural de esta villa, acrecentó la fama de estas aguas. En 1908 vivía en una modesta chabola situada en lo que sería la calle de Costa, en Zaragoza. Allí tenía una instalación, que él denominaba “balneario”, y vendía la curativa agua de Fuentes a perra gorda la copeta. A la entrada de la chabola se leían estos versos:
.Bebe esta agua y lograrás
una dulce y larga vida,
no gastes dinero en otra
que será cosa perdida
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Santiago Lapuente Rais, "El Tío Jotero"
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20/1/11

Los juegos del ejército inglés

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NUEVO SPORT / NUEVO DEPORTE

Carrera sobre manos
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Volvemos la mirada a 1904 para hacernos eco del espíritu deportivo del ejército inglés. En cualquier punto a donde se desplazasen los soldados ingleses siempre practicaban los juegos que consideraban nacionales, como el cric, tennis, golf, foot-ball, polo… A los ingleses, acostumbrados a ejercicios de vigor, también les encantaba crear nuevos “deportes”.

Como en los chistes o del mismo modo que sucede con los tópicos, en el artículo en el que nos basamos para escribir sobre este tema, publicado en el Almanaque Bailly de 1904, se decía que “el alemán baila o canta, el italiano hace juegos de manos, el español toca la guitarra, el francés improvisa un teatro y el inglés, en cambio, se dedica a los deportes más raros y sorprendentes”.

No existían juegos militares específicos en el en ejército inglés. Cada regimiento organizaba sus distintos juegos, según sus medios y recursos.

Los premios que se entregaban en estos juegos, generalmente, consistían en dinero. El pueblo inglés lo tenía muy claro: los negocios son los negocios. Preferían unos cuantos chelines o guineas a ser citados en la orden del día o a oír felicitaciones de los jefes. Las cantidades podían variar mucho, pero era claro que en aquella época no bajaban de media libra (10 chelines: 12,50 pesetas). Y no solían pasar de 10 libras (250 pesetas). Hablamos de 1904. Sin embargo, en algunos casos los campeones se repartían elevadas sumas, donadas por generosos aficionados (esto nos hace pensar que había apuestas).

Ejemplo de todo lo dicho son los cuatro juegos que mostramos con imágenes.
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Carrera sobre manos
No necesita mucha explicación con la imagen, pero hay que reseñar que se practicaba en un terreno seco y arenoso, previamente limpiado de cascos de botellas o de latas de conservas. La formación de salida es perfecta, pero incomparable al estilo de los jóvenes de Maluenda en esta clase de pruebas.

Carrera con ruedas

Carrera con ruedas
De los armones de artillería cogían las ruedas para hacerlas rodar, corriendo todo lo que pudieran, hasta realizar un recorrido de unos 500 metros.

Carrera con red

Carrera con red
Esta prueba es más complicada. Era necesario disponer de una red como la que utilizan los gimnastas en los circos. La red se sujeta con perchas y los participantes, a la señal, se lanzaban para recorrer ese dificultoso piso de cuerdas. El peso de sus cuerpos los hacía rebotar, daban media vuelta, se agarraban, se empujaban unos con otros… No era peligroso y ofrecían un espectáculo muy entretenido.

El torneo

El torneo
Juego de dos bípedos, uno montado sobre el otro. Éste hace de corcel y aquél de caballero.

El jinete lleva un casco construido con una pequeña marmita y una visera fabricada con tela metálica. En la mano lleva una Durandal (mítica espada de Roldán) de madera. El “corcel” no lleva armadura.

Los caballeros se atacan unos contra otros y tratan de desmontarse dando y recibiendo sablazos. Era un juego muy practicado entre los marinos ingleses.
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5/1/11

A mis amigos los gaiteros

NOTAS DE HUMOR

Unas notas de humor, la mejor forma de comenzar el nuevo año. La viñeta porcede de La Voz de Aragón, 1926; tomada, asu vez, de Le Rire.
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