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Convento de la Virgen de Estercuel (Foto: C. García)Viernes, 14 de enero de 2005Colaboración leída en el programa “Hoy por hoy” de Radio Zaragoza, dirigido por David Marqueta
¡Saludos amigos!
La villa de Estercuel está situada en la comarca turolense de Andorra-Sierra de Arcos. Es tierra de mineros y por tanto de gente alegre y bizarra. Las tradiciones festivas que conservan son un ejemplo de lo dicho, y quizá, por este motivo, en las poblaciones próximas conocen a Estercuel como el “pueblo de la fanfarria”.
De allí son los famosos “Gaiteros”, que pertrechados de dulzainas y tamboril recorren Aragón amenizando toda clase de fiestas.
Estercuel debió ser villa amurallada. Destaca su iglesia barroca, dedicada a Santo Toribio, y el castillo-palacio.
En el término municipal está situado el monasterio mercedario del Olivar, donde pasó un tiempo Tirso de Molina; allí escribió algunas de sus obras, entre las que destaca La Dama del Olivar.
Se dice que la Virgen se apareció sobre un olivo a un pastorcillo llamado Pedro Novés. Para que fuese creído, la Virgen le puso la mano pegada en la mejilla y ni los hombres más fuertes pudieron despegársela, hasta que acudieron a ver el prodigio.
Tirso de Molina nos cuenta otra versión. Nos habla de Laurencia, una joven muy hermosa que su padre iba a casar con un labriego llamado Maroto. El señor de Montalbán, al verla, se prendó de su belleza, la sedujo y después la abandonó. Laurencia, ultrajada, se unió a una cuadrilla de bandoleros, de la que llegó a ser capitana. Un día se cruzó con el señor de Montalbán y lo ajustició. Con Maroto iba a proceder de igual manera, pero éste se encomendó a la Virgen, que se apareció, y allí construyeron el monasterio del Olivar.
En estas fechas, coincidiendo con la festividad de San Antón, Estercuel celebra una fiesta típica, la “Encamisada”. Es una procesión de penitencia con caballerías enjaezadas, recordando que el pueblo se libró de una terrible epidemia.
Estercuel es uno de los pocos lugares de España donde conservan este vistoso festejo, junto con Menasalbas, en Toledo, el pueblo donde yo nací.
La fiesta es un buen motivo para disfrutar con las hogueras, los bailes amenizados por los gaiteros, saborear sus postres típicos, visitar el Olivar y comprobar la amabilidad de los estercuelinos
Pero eso sí, seguid el consejo de la copla:
No pleiteéis en Estercuel,
que es pueblo de la fanfarria
y los más valientes del mundo
y en partes de astronautas.
¡Saludos amigos!
La villa de Estercuel está situada en la comarca turolense de Andorra-Sierra de Arcos. Es tierra de mineros y por tanto de gente alegre y bizarra. Las tradiciones festivas que conservan son un ejemplo de lo dicho, y quizá, por este motivo, en las poblaciones próximas conocen a Estercuel como el “pueblo de la fanfarria”.
De allí son los famosos “Gaiteros”, que pertrechados de dulzainas y tamboril recorren Aragón amenizando toda clase de fiestas.
Estercuel debió ser villa amurallada. Destaca su iglesia barroca, dedicada a Santo Toribio, y el castillo-palacio.
En el término municipal está situado el monasterio mercedario del Olivar, donde pasó un tiempo Tirso de Molina; allí escribió algunas de sus obras, entre las que destaca La Dama del Olivar.
Se dice que la Virgen se apareció sobre un olivo a un pastorcillo llamado Pedro Novés. Para que fuese creído, la Virgen le puso la mano pegada en la mejilla y ni los hombres más fuertes pudieron despegársela, hasta que acudieron a ver el prodigio.
Tirso de Molina nos cuenta otra versión. Nos habla de Laurencia, una joven muy hermosa que su padre iba a casar con un labriego llamado Maroto. El señor de Montalbán, al verla, se prendó de su belleza, la sedujo y después la abandonó. Laurencia, ultrajada, se unió a una cuadrilla de bandoleros, de la que llegó a ser capitana. Un día se cruzó con el señor de Montalbán y lo ajustició. Con Maroto iba a proceder de igual manera, pero éste se encomendó a la Virgen, que se apareció, y allí construyeron el monasterio del Olivar.
En estas fechas, coincidiendo con la festividad de San Antón, Estercuel celebra una fiesta típica, la “Encamisada”. Es una procesión de penitencia con caballerías enjaezadas, recordando que el pueblo se libró de una terrible epidemia.
Estercuel es uno de los pocos lugares de España donde conservan este vistoso festejo, junto con Menasalbas, en Toledo, el pueblo donde yo nací.
La fiesta es un buen motivo para disfrutar con las hogueras, los bailes amenizados por los gaiteros, saborear sus postres típicos, visitar el Olivar y comprobar la amabilidad de los estercuelinos
Pero eso sí, seguid el consejo de la copla:
No pleiteéis en Estercuel,
que es pueblo de la fanfarria
y los más valientes del mundo
y en partes de astronautas.
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