PERLAS DE HEMEROTECA
Recorte de la noticia sobre el suceso de Pina publicado en la revista Actualidades
A
finales de agosto de 1901 los diarios El
Día, El Siglo Futuro, La Correspondencia de España, La Época y el Imparcial,
entre otros, publicaban una amplia noticia destacando el heroísmo de la guardesa
de Pina, que evitó el descarrilamiento del tren durante una enorme tormenta.
La
noticia llegó a Zaragoza con los viajeros del tren correo de Barcelona, tras el
peligro que sufrieron entre las estaciones de Pina y Fuentes de Ebro, en la
madrugada del 22 y 23 de agosto de 1901.
En
torno a las ocho y media de la noche del 22, entre las citadas estaciones,
descargó un copioso aguacero que en menos de quince minutos inundó los campos
en una extensión de cuatro kilómetros, en medio de cuyos parajes corre la vía
férrea.
El agua
rebasó los terraplenes y al no encontrar suficiente escape por los puentes
abrió grandes excavaciones entre los raíles.
En el
avance de las aguas hacía la estación de Pina, rebasó una caseta en la que la
guardesa de la vía trataba de salvar a sus pequeñuelos de la imponente
inundación. La tarea llegó a ser angustiosa y terrible. A lo lejos se oía el
silbato del correo de Barcelona, que se acercaba rápidamente a las tierras
inundadas.
La
valerosa guardesa, llevada por su amor maternal, por un lado, y, de otro, por
la voz del deber, colocó precipitadamente a un hijo de pecho sobre la cama y a otros
mayorcicos encima de una mesa; después, corrió a lo largo de una escarpa, sobre
la que estaba edificada la caseta, y, luego, por los bordes de la vía, con el
agua a la cintura, al encuentro del tren, agitando en alto el farol de la luz
roja de alarma.
El derrumbamiento
de un puente detuvo su avance y, desde el borde, por no poder pasar, continuó
haciendo señales al tren, que se iba aproximando.
El
maquinista, advertido por el farol de la guardesa, paró a tres o cuatro metros del
peligroso lugar. Después retrocedió con grandes precauciones a la estación de
Pina.
Cuando
la guardesa volvió a la caseta, encontró a sus hijos milagrosamente a salvo,
todas sus provisiones destruidas y sus míseras ropas y enseres flotando sobre las
aguas.
Pasados
un par de meses, la revista Actualidades
destruía el mito de la guardesa de Pina, publicando dos fotografías, una de Josefa
Penella, la guardesa, y otra del capataz Miguel Mirabal, quién realmente fue el
héroe que impidió el descarrilamiento del tren.
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