.
Viernes, 21 de enero de 2005Colaboración leída en el programa “Hoy por hoy” de Radio Zaragoza, dirigido por David Marqueta
¡Saludos, amigos!
La ciudad de Caspe es cabecera de la comarca “Caspe-Bajo Aragón Zaragozano”. El núcleo urbano se asienta sobre un escarpe que domina el tramo final del río Guadalope, próximo a su desembocadura en el Ebro; éste, manso y serpenteante, se estanca a su paso en el denominado “Mar de Aragón”.
¡Tanta agua, y sin embargo estamos en una de las zonas más áridas de Aragón!
El regadío va arañando tierra al secano, permitiendo una agricultura más diversificada. El cereal y la oliva han sido los cultivos tradicionales. El olivar ha permitido el desarrollo de la industria del aceite. Las coplas nos lo recuerdan:
En Peñalba hacen el vidrio
y en La Almolda las jarretas,
en Bujaraloz la sal
y en Caspe las olivetas.
Los dichos aluden a un pasado en el que la economía se basaba fundamentalmente en el sector primario, en la agricultura y en la ganadería. Se decía:
- ¡Caspe para cebada!
O el más antiguo y popular.
- ¡Capones de Caspe!
Con esta expresión se recordaba que en Caspe los capones eran gordos, grandes y muy buenos.
Al pasear por la ciudad debemos visitar la colegiata de Santa María, con sus tres portadas góticas. Junto al templo se hallan los restos del castillo de Bailío; éstas y otras ruinas muestran el sufrimiento que los caspolinos han padecido en las sucesivas guerras. También junto a la colegiata se instaló en 1962 el mausoleo romano de Miralpeix.
En la loma de Monteagudo se alza, airoso y coqueto, el castillete de Salamanca, construido para defenderse de los carlistas.
En Caspe se han celebrado importantes acontecimientos históricos. La Colección Numismática Municipal nos permite viajar por su historia.
Debido a su situación estratégica, Caspe ha sido escenario de guerras, pero por el mismo motivo allí se celebró el “Compromiso de Caspe”, en 1412, para elegir al sucesor de Martín I “el Humano”. El hecho está rodeado de múltiples leyendas.
Otras leyendas se forjaron en su escudo.
¡Tanto valor y arrojo de los caspolinos, y aún hay quien se atreve a repetir el dicho!:
- “¡De Caspe y lloras…!
¡No comerás moras!".
Volver al ÍNDICE
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario