13/9/07

CASPE. I Salón Aragonés de Numismática

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Foto: C.García

Viernes, 21 de enero de 2005Colaboración leída en el programa “Hoy por hoy” de Radio Zaragoza, dirigido por David Marqueta

¡Saludos, amigos!

La ciudad de Caspe es cabecera de la comarca “Caspe-Bajo Aragón Zaragozano”. El núcleo urbano se asienta sobre un escarpe que domina el tramo final del río Guadalope, próximo a su desembocadura en el Ebro; éste, manso y serpenteante, se estanca a su paso en el denominado “Mar de Aragón”.

¡Tanta agua, y sin embargo estamos en una de las zonas más áridas de Aragón!

El regadío va arañando tierra al secano, permitiendo una agricultura más diversificada. El cereal y la oliva han sido los cultivos tradicionales. El olivar ha permitido el desarrollo de la industria del aceite. Las coplas nos lo recuerdan:

En Peñalba hacen el vidrio
y en La Almolda las jarretas,
en Bujaraloz la sal
y en Caspe las olivetas.

Los dichos aluden a un pasado en el que la economía se basaba fundamentalmente en el sector primario, en la agricultura y en la ganadería. Se decía:

- ¡Caspe para cebada!

O el más antiguo y popular.

- ¡Capones de Caspe!

Con esta expresión se recordaba que en Caspe los capones eran gordos, grandes y muy buenos.

Al pasear por la ciudad debemos visitar la colegiata de Santa María, con sus tres portadas góticas. Junto al templo se hallan los restos del castillo de Bailío; éstas y otras ruinas muestran el sufrimiento que los caspolinos han padecido en las sucesivas guerras. También junto a la colegiata se instaló en 1962 el mausoleo romano de Miralpeix.

En la loma de Monteagudo se alza, airoso y coqueto, el castillete de Salamanca, construido para defenderse de los carlistas.

En Caspe se han celebrado importantes acontecimientos históricos. La Colección Numismática Municipal nos permite viajar por su historia.

Debido a su situación estratégica, Caspe ha sido escenario de guerras, pero por el mismo motivo allí se celebró el “Compromiso de Caspe”, en 1412, para elegir al sucesor de Martín I “el Humano”. El hecho está rodeado de múltiples leyendas.

Otras leyendas se forjaron en su escudo.

¡Tanto valor y arrojo de los caspolinos, y aún hay quien se atreve a repetir el dicho!:

- “¡De Caspe y lloras…!
¡No comerás moras!".
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