18/3/10

Historia de las carreras pedestres de Ricla

.
Corredores en la salida de la carrera pedestre de Ricla de 1977, entre otros, Paco Binaburo, Mariano Haro, Pedro Ferrando, José Luis Villalba, Amado Hernández, Manuel Martínez y Manuel Hernández. Foto: Archivo C. García

Desde el siglo XIX se han celebrado variadas carreras pedestre en Ricla, en unas ocasiones coincidiendo con las fiestas de las cofradías (San Antón, San Blas, Virgen de Mayo, Virgen del Carmen…) y durante las fiestas patronales en honor de la Reliquia de Santa María Magdalena.

Los premios que se entregaban en las fiestas de las Cofradías siempre consistieron en las típicas aves de corral: tres pollos al primer clasificado, dos al segundo y uno al tercero. En las fiestas patronales los pollos dieron paso a los premios en metálico desde principios del siglo XX.
.Plaza de toros de Ricla, escenario de las carreras pedestres en 1991 y 1992. Foto: CDJL

Los escenarios de las carreras pedestres de las fiestas patronales han sido diversos: la era de “Los Pedrines”, en la carretera, en el campo de fútbol de la Estación, en el nuevo campo de fútbol, por las calles del pueblo, en la Plaza de toros…

También se organizaban otras carreras más jocosas: carrera a la americana (parejas de hombre y mujer), de sacos, con candiles colgados en los calzoncillos, de mujeres con cántaros de agua en la cabeza…

En Ricla hubo corredores destacados, como Pedro “Martino”, Manolico “El Perla”, Joaquín “El Sardero”, Dionisio Tejedor “El Poncho”; en los años treinta: Carmelo Sánchez “El Tordellero”, Hilario Sánchez; Antonio Carnicer, Francisco Ramos, Nicolás Domínguez, Miguel Lausín, Antonio Lausín, Julián Lausín, Antonio Ibáñez… .

Corredores dispuestos en la línea de salida. Carrera pedestre de Ricla (25 de julio de 1991). Entre otros: Javier López, Rafael Bejarano, José Antonio López, Juan Mari Artola, Celedonio García, Javier Alonso, Daniel Pascual, Javier Yerno, Sergio López y Fernando García. Foto: CDJL
*
Fiestas de la Reliquia

Nos remontamos a 1919; el Programa de fiestas, anunciaba para el día 13 de octubre, por la mañana: “gran corrida de pollos a pie”, en burros con aparejos invertidos, entalegados, corridas a la americana, parejas de hombre y mujer, corridas de mujeres con cántaros de agua en la cabeza y de chiquillos. Aquel año también hubo cucañas y corridas de vacas bravas.

En 1920 se programaron para el día 11 de octubre, con la denominación de “corridas pedestres”.
El Programa de fiestas de 1925 decía: Día 12 de octubre. A las doce de la mañana, cucañas y “corridas excéntricas”, con premios en metálico.

En 1927 el vencedor de la carrera pedestre fue Mariano Barcelona, de Arándiga, seguido de Antonio Lausín y José Navarro. La prueba estuvo amenizada por la banda de Encinacorba.

El siguiente año, el 14 de octubre de 1928, la carrera pedestre se verificó a las tres de la tarde, con un recorrido a 30 vueltas, equivalentes a unos 4 kilómetros y medio. Mariano Barcelona, de Arándiga, repitió triunfo, seguido en la clasificación de Fructuoso Cagidos, de Arnedo, y Manuel Grima, de Arándiga. Se disputó después del partido de fútbol. Y se inscribieron 10 corredores. Al público le extrañó mucho que no participasen los tres corredores más destacados de la localidad. Mariano Barcelona demostró plenamente la justa fama de que venía precedido. Los premios consistieron en 25, 15 y 10 pesetas, respectivamente.

.Carta enviada por el Ayuntamiento de Ricla en 1974 a Francisco Binaburo con información de la carrera pedestre. http://paco-binaburofuendetodos.blogspot.com/

Al día siguiente (día 15) se celebró otra carrera pedestres a 40 vueltas en el mismo circuito del campo de fútbol (unos 5 kilómetros). Venció Mariano Barcelona, que invirtió 16 minutos, seguido de Fructuoso Cagidos. Según las crónicas, Mariano Barcelona era un “verdadero fenómeno corriendo”.

Después hubo una carrera para neófitos, inscribiéndose 18 chavales, a 10 vueltas sobre el circuito. Salieron todos ellos a un tren endemoniado, según la crónica de La Voz de Aragón, y tal fue la velocidad que llevaron, que a la segunda vuelta se les apagó el gas a 15, continuando los restantes tres, que terminaron la carrera y cobraron los premios.

En 1932 la carrera se programó para el día 10 de octubre. Este año tuvo un nivel extraordinario. Se celebró a las cuatro de la tarde en el campo de fútbol, con premios de 80, 60 y 40 pesetas, para los tres primeros clasificados. El recorrido era de 80 vueltas, de 156 m. cada una; por tanto corrieron 12 kilómetros y 480 m. Participaron: Manuel Clavero y Francisco Pardos de Zaragoza. Clavero venció en la Vuelta a Zaragoza de 1930 y Pardos fue campeón de Aragón de 400 m. (1936, 1940 y 1942), de 800 m. (1934, 1935, 1936, 1941 y 1942), 1500 m. (1941 y 1942). Mariano Joven Y Antonio Aznar, de La Almunia de Doña Godina, y Nicolás Domínguez, de Ricla.

Fue una carrera de gran emoción y con la sorpresa de que resultó vencedor el corredor de La Almunia, Mariano Joven. El favorito para la victoria era el célebre corredor zaragozano Manuel Clavero.

Francisco Pardos y Manuel Clavero. Foto Archivo C. García

.Grato Vallino, corresponsal de La Voz de Aragón, hacía una interesante crónica de la prueba:

“Comenzada la carrera se vio que el corredor del pueblo vecino no se amedrentaba por el tren que impuso desde el primer momento Manuel Clavero e incluso hasta la vuelta setenta y cinco fueron varias las veces que se estableció una gran pugna entre estos dos formidables corredores, pasándose el uno al otro, hasta que llegó la vuelta setenta y cinco citada, y, Mariano Joven, revelándose una vez más como corredor de gran categoría y de portentosas facultades, imprimió un tren formidable a la carrera, aclamado por gran entusiasmo por quienes presenciaron la escena, llegando a ponerse a un cuarto de vuelta del citado Clavero. Esta distancia quiso aminorarla dicho Clavero en un extraordinario empuje en la vuelta ochenta, esfuerzo que en muy poco le estuvo viese coronado por el éxito, ya que la llegada a meta se verificó a un cuerpo de distancia solamente de un corredor a otro”.

La carrera la hicieron en cuarenta y dos minutos y de la velocidad de la misma puede darse uno idea, comparada con los otros corredores, a quienes sacaron siete vueltas de ventaja. El orden de llegada fue: primero, Mariano Joven; segundo, Manuel Clavero, y tercero, Francisco Pardos.

Al día siguiente, a las cuatro de la tarde, se celebró una gran carrera entre corredores de la localidad; dieron 40 vueltas al campo de fútbol. Esta carrera también fue muy emocionante y competida. Ganó el pequeño, pero formidable corredor, Carmelo Sánchez, seguido de Nicolás Domínguez, cansado por haber participado el día anterior, y tercero, Hilario Sánchez.

En la carrera de jóvenes, hasta 15 años, tampoco faltó la emoción. Había gran interés y competencia, puesto que unos cuantos muchachos llevaban varios días preparándose para esta carrera. La prueba constaba de 12 vueltas y resultó vencedor Miguel Lausín, que se reveló como un gran corredor; cuando faltaban tres vueltas para el final se puso el primero y llegó en esta posición con gran ventaja sobre el resto. Lausín era el más joven de los participantes, con 13 años. En segundo lugar acabó Francisco Ostáriz y tercero Antonio Ibáñez.

Igualmente interesante resultó la corrida pedestre de 1933. Se celebró el día 10, de diez a doce, en el Campo de la Estación. El recorrido era de 80 vueltas y los premios consistían en 60 pesetas para el primero, 40, para el segundo y 25 al tercero. También se premiaba con 5 pesetas al primero que acabase la cinco primeras, 10 al que llegase primero en la 40, y 15 pesetas al que fuera primero en la vuelta 60. Las reglas dejaban claro que no se podía pisar el interior de la pista que se señalase, puesto que de lo contrario no tendrían derecho a premio alguno.

 
Agapito Guillén, de Terrer, con la copa de vencedor de la "Vuelta a Madrid" de 1934. Foto: Archivo C. García

Se inscribieron cuatro corredores. Venció el extraordinario corredor de Terrer, Agapito Guillén, que también obtuvo las tres primas intermedias. Segundo llegó Miguel Tejero, de Calatorao, y tercero, José Peris, de Zaragoza.

En la carrera local se inscribieron otros cuatro corredores. Los tres primeros llegaron por el siguiente orden: Nicolás Domínguez, Antonio Carnicer y Francisco Ramos.

En la de mocetes, menores de 16 años, se inscribieron 10 corredores que llevaban unos cuantos días preparándose. En la prueba hubo emoción y se distinguieron notablemente los hermanos Miguel y Antonio Lausín; el primero dio la sensación de ser un corredor de cualidades excepcionales, venciendo con gran ventaja sobre el resto, y Antonio Lausín, su hermano, llegó tercero, pero con el mérito de tener 10 años, con diferencia de cinco años cobre el resto de corredores. En segundo lugar finalizó Julián Lausín, y cuarto, Antonio Ibáñez.

Otra “gran carrera pedestre” se disputó en 1935; este año tuvo lugar el día 15 de octubre, último de las fiestas en honor de la Santa Reliquia de la Magdalena, a las diez de la mañana, sobre un recorrido en pista, a 100 vueltas, de 13 km. 780 m.

Se inscribieron siete corredores: dos de Zaragoza, dos de Ariza, uno, respectivamente, de Arándiga, Morata y Terrer. El ambiente y la expectación eran extraordinarios por la rivalidad existente entre los dos corredores de Ariza, José Navarro y Mariano Martínez, y el de Terrer, Agapito Guillén. Existía la incógnita del corredor Zaragozano, Mariano Doñate, considerado como probable ganador. A los tres premios para los primeros clasificados había que sumar las primas en las vueltas 20, 40 y 60.

Grato Vallino volvía a firmar otra interesante crónica de la carrera en las páginas de La Voz de Aragón:

“Las primas fueron ganadas por Doñate, la primera, y las dos restantes por el de Ariza, Navarro. Estas primas dieron lugar a formidables ‘sprints’ entre los corredores de Ariza y Doñate, de Zaragoza. Seguramente esta circunstancia fue la que aprovechó el de Terrer, Agapito Guillén, quien a la vuelta 80 empezó a despegar y adelantarse, con plenitud de facultades y de reservas, ganando con ello el primer puesto. Fue el segundo Mariano Doñate, de Zaragoza, y tercero, José Navarro, de Ariza. El ganador hizo los 13 km. 780 m. en 55 minutos y 45 segundos. Los inteligentes podrán apreciar, por el tiempo, que lo fue casi de récord.

La formidable carrera fue presenciada por todo el vecindario, que aplaudió entusiásticamente a los corredores”.

A continuación se celebró la carrera pedestre para locales. No hubo mucho interés puesto que sólo se inscribieron tres corredores. Venció Antonio Carnicer, seguido de Francisco Ramos y de Nicolás Domínguez.

Mayor emoción hubo en la infantil, con la participación de 18 chavales que prácticamente cubrían toda la pista tras la salida. Dieron 15 vueltas y casi todos terminaron la carrera. Llegó primero Antonio Lausín; segundo, Vicente Mosteo, y tercero, Dionisio Tejedor.

Tras el trágico paréntesis de la Guerra civil las fiestas se trasladaron al mes de septiembre. En 1946 seguía programándose la “gran corrida pedestre”, que aquel año se celebró el día 6 en el campo de las Eras. Resultó vencedor el afamado atleta de Leciñena, Alberto Murillo, seguido de Romeo y de Nicolás García.

En el Programa de fiestas de 1956, observamos que mantenían la programación de dos carreras, la primera para corredores locales y forasteros, con premios de 250, 150 y 75 pesetas, además de las correspondientes primas, y, a continuación la carrera pedestre para los jóvenes de la localidad, con premios de 100, 75 y 50 pesetas. Las distancias se decidían antes de la prueba.
. Alberto Murillo y Pedro Sierra, los dos mejores corredores aragoneses de finales de los años 40 y años 50. Ambos corrieron y vencieron en las carreras de Rica. Foto Archivo C. García

Durante estas dos últimas décadas de los años cuarenta y cincuenta, la carrera mantuvo un nivel elevado, con la participación de muchos de los mejores atletas nacionales; fueron los años de Pedro Sierra y Alberto Murillo, o Francisco Binaburo, que encabezaban la brillante representación aragonesa que mantendría brillantes duelos con atletas catalanes.

Francisco Binaburo, un amante del pedestrismo. Foto: Archivo C. García

En los años setenta se celebraba en las fiestas de agosto y ya en los ochenta pasó a disputarse en el mes de julio, algunos años coincidiendo con la festividad de Santiago Apóstol. Los premios aumentaron; como ejemplo, los premios de la carrera de 1985 fueron: Primero, 15.000 pesetas y trofeo; segundo, 10.000 pesetas y trofeo; tercero, 7.500 pesetas y trofeo; cuarto, 5.000 pesetas; quinto, 4.000; sexto, 3.000; séptimo, 2000; octavo, noveno y décimo, 1.000 pesetas. En 1991 y 1992 la prueba se disputó en la plaza de toros, a 100 vueltas, con un elevado número de primas. En 1992 se destinaron 100.000 pesetas para primas.

Mariano Haro, Paco Binaburo, Pedro Ferrando y José Luis Villalba en la carrera de Ricla, 1975. Foto: Archivo Paco Binaburo.

Entre los vencedores de las tres últimas décadas del siglo XX, podemos citar al alcañizano Pedro Ferrando, al palentino Mariano Haro, a los zaragozanos Javier Cortés, Eduardo Artigas, Manuel Hernández, Luis Javier Alonso y Javier Ferrando Triviño; Amado Hernández de La Yunta (Guadalajara), los catalanes Juan Ramón Muñoz, Joan Beascoechea o los marroquíes Omar Errachidi y Redouan Benarafa.

También han participado, aunque no han conseguido el triunfo, atletas tan destacados como Eliseo Martín, el mejor atleta de la historia del atletismo aragonés; José Pallarés, que todavía conserva el récord aragonés de maratón, y otros con un larguísimo historial deportivo como José Antonio Adell, Emilio Guzmán, José Luis Fustero, Antonio García Legido, José Luis Mareca, Fernando Díaz, Javier Yerno, Juan Mari Artola, Rachid Damoun, Rafael Bejarano, Paco Binaburo, José Luis Rodríguez, José Antonio De la Fuente, Carlos Oriach, Fernando Aznárez, Rafael Illán, Iván Hompanera, José Granadero, José Antonio Casajús, Celedonio García, Alfonso Cebolla, Fernando García, José Antonio López, Antonio Navarro, Javier Burillo, Miguel Planas, Miguel Casado, Víctor Navarro, Miguel Ángel Panivino, Manuel Revuelto, Javier López, Vicente Romero, Francisco Chamorro, Alfredo Panivino o Jesús Ocasar, entre otros muchos.

Bejarano y García disputando una prima en la plaza de toros de Ricla, 1991. Foto: CDJL

La prueba se ha disputado en varios escenarios. En 1976 en la Estación; luego se pasó al nuevo campo de fútbol, aunque otros años, como en 1984, se disputó a vueltas por las calles, con salida y llegada en la plaza. En 1991 y 1992 se llevó a la Plaza de toros; en 1993, con mucho calor, se celebró en el campo de fútbol y fue amenizada por la banda de Ricla. En 1995 se dieron 35 vueltas en la calle de la Cruz; este año la carrera estaba prevista para las 11 de la mañana, pero se retrasó porque se habían escapado dos vaquillas. En 1996 se celebró a 40 vueltas en la misma calle de la Cruz.
*

Carrera pedestre de Ricla 1991. Foto: CDJL

En los años ochenta no se celebró algunos años y, finalmente, a finales de los años noventa desapareció, perdiéndose una de las tradiciones más antiguas y típicas de Ricla. Durante siglos, las carreras pedestres fueron las pruebas deportivas que más entusiasmaron a los habitantes de la villa.


Celedonio García y José Antonio Adell
BIBLIOGRAFÍA
Volver a ÍNDICE
*

No hay comentarios: