A finales de 1990 publicábamos un artículo sobre juegos tradicionales en el diario Stadio Sport con el título “Medían su fuerza en competencia con un mulo”, dedicado a ejercicios de fuerza. Nos basábamos en varios artículos que Barcala publicó, en los años treinta, en las páginas de La Voz de Aragón bajo el epígrafe: “Antes de que el fútbol fuese tan popular”. Uno de estos deportes de fuerza lo bautizaba como “el hombre inconmovible”.
Recientemente hemos encontrado la fuente en la que Barcala se basaba para redactar dichos artículos, motivo por el que consideramos interesante retomar el tema y recordar a R. Mainar Lahuerta, el autor de los artículos originales que se publicaron en la revista ilustrada Alrededor del Mundo, en 1900, con el epígrafe: “Deportes rústicos naciones”.
A nadie se le escapa que los personajes de los dibujos que acompañan el texto son tipos aragoneses. Mainar Lahuerta escribió en la citada revista otros artículos relacionados con diversos temas de la ribera del Ebro (Pina o Fuentes de Ebro).
El juego del dibujo que acompaña este texto, por no tener nombre, lo bautizaba con el de “el hombre inconmovible”. Mainar lo explicaba así:
“Consiste este juego en anular con el humano esfuerzo el arranque vigoroso de un mulo. Tendido en posición supina en el suelo de un patio el atleta, y con los pies apoyados contra el quicio de una puerta, toma los extremos de los tirantes a que va enganchado un mulo, y estriba el juego en que, arreada de firme la caballería y tirando como pudiera hacerlo de un carro, no logre levantar al hombre”.
Y explicaba lo que podía parecer elemental, pero no lo era: “Por esta sencilla descripción habrá el lector imaginado que el ejercicio es... de caballería, y no se habrá equivocado en su imaginación aun cuando en el éxito del juego entra por algo la habilidad, que consiste en tirar el hombre oportuna y alternativamente de un tirante y aflojar de otro, con lo que el tiro del mulo resulta incierto y anulado en gran parte, lográndose al fin que la bestia se fatigue y acabe por no querer tirar aun cuando los palos menudeen en sus costillares”.
En próximos artículos iremos recordando aquellos “deportes rústicos nacionales” para que, al menos, nos quede el recuerdo, porque de muchos ya no queda ni eso. Barcala hacía referencia a los juegos que se practicaban “antes de que el fútbol fuese tan popular”, aunque el nombre más apropiado en 1900, si se hubiera publicado en un medio aragonés, hubiera sido “juegos al estilo del país”.
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