29/5/10

Homenaje a Mariano Bielsa y Latre "Chistavín" en el "Día Mundial del Atletismo". 22 de mayo de 2010

Postal publicitaria de Chistavín 1882 (Colección de Antonio Arguas Perdiguer)


Mariano Bielsa y Latre “Chistavín”, de Berbegal

El 22 de octubre de 1882 surgió un héroe nacional. Mariano Bielsa y Latre, apodado “Chistavín”, un joven de Berbegal que venció en la Plaza de Toros de Zaragoza al italiano Achilles Bargossi, considerado el mejor “andarín” del mundo y conocido con el apodo de “El hombre locomotora”.

La victoria de Chistavín, derrotando al que se considera el “pionero del atletismo italiano” y “el hombre que fundó el arte de correr en Italia”, fue celebrada por toda España. Su triunfo ocupó las primeras páginas de los diarios nacionales; su imagen se reprodujo en la portada del diario El Globo y en La Ilustración Española y Americana.

Mariano Bielsa tenía 23 años, era moreno, de pelo negro y rizado, mentón saliente, enjuto de carnes y de estatura regular. En su rostro mostraba una sonrisita, entre plácida y maliciosa, característica de los jóvenes de este país, según decía el diario madrileño La Época.

El gremio de los andarines abundaba en Berbegal. Mariano era pariente del “andarín de Berbegal”, un célebre andarín, hermano del abuelo de Bielsa, que prestó importantes servicios al general Francisco Espoz y Mina en la Guerra de la Independencia. El propio “Chistavín” trabajaba de conductor de correo entre Barbastro y Boltaña.

Mariano comenzó a correr en las carreras pedestres que se celebraban en los pueblos de la comarca durante las fiestas, incluida la “corrida de gallos” de San Victorián de Berbegal.

Puyó de Columa describía esta carrera en 1890: “Por la tarde, cuando los vecinos han acabado de saborear los ricos manjares, la voz del pregonero anuncia a las dos de la tarde la bulliciosa corrida de pollos. Al instante todos se levantan de la mesa y corren presurosos a presenciar el curioso espectáculo, verdadera lucha de ligereza y agilidad de piernas, en la que toman parte los jóvenes más listos de la villa y de la comarca”.

“Chistavín” fue recibido en dos ocasiones por el rey Alfonso XII. Su fama le abrió las puertas de un nuevo oficio, animado por el empresario Felipe Ducazcal, el de “andarín profesional”.

Fue pionero del atletismo, como el italiano Bargossi, pero también del deporte profesional y de la publicidad en el deporte. Le podemos ver en postales de la época anunciando “fajas de Morella”, pero con el escudo de Huesca; muestra del amor que sentía por su tierra.

Corrió en las principales plazas de toros de España, como los grandes toreros (Zaragoza, Madrid, Barcelona, Pamplona, Logroño, Sevilla, San Sebastián, Bilbao, Valencia…) en varias ciudades europeas y en el continente americano. En Argentina venció en 1887 al hijo de Bargossi. Su antiguo contrincante había fallecido dos años antes en este mismo país.

Chistavín regreso a España pero al año siguiente retornó a tierras americanas. En 1888 estaba en Chile, donde perdió en competencia con un caballo. Su aventura se alargó durante mucho tiempo. El 1 de julio de 1913, tras 26 años de peregrinación, “Chistavín” segresaba a su villa natal procedente de Siberia y Estados Unidos.

Regresó con lo puesto. Había ganado mucho dinero pero lo perdió. El final de su vida, en el asilo de Barbastro, lo pasó mal; coincidió con la Guerra civil. En Berbegal hacieron una colecta de huevos para que “Chistavín” pudiera permanecer en el asilo. Murió en tiempos muy difíciles.

En Berbegal siempre se le ha recordado. Fue un héroe nacional. Un personaje que, como los grandes hombres de los que no se conocen algunos aspectos de su vida, se ha convertido en un personaje de Leyenda.

En el alto Aragón surgieron más pioneros: Ángel Mur, de Selgua; Ignacio Latorre, de Santa Lecina; Bautista Peralta de Sariñena; Ángel Gracia, de Salillas; Julián Salillas, de Lanaja, o Valentín Rodellar, de Grañén, entre otros.

Celedonio García y José Antonio Adell
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