23/1/11

El “Voto de las descabelladas” en Fuentes de Ebro

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La procesión de "Las Descabelladas" en Fuentes de Ebro. Foto: J. Vergara, 1903
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Durante siglos, Fuentes de Ebro mantuvo viva una antigua tradición, denominada “Procesión de las descabelladas” o “Voto de las descabelladas”. Surgió por un voto que hicieron los vecinos por verse libres de una extraordinaria plaga de langosta. La plaga tuvo tanta virulencia que impedía hasta la cocción de los alimentos, por caer a millares en los hogares.

Según las crónicas de la prensa regional de 1880, de las que se hicieron eco diarios nacionales como El Liberal, El Siglo Futuro o la revista Guía del peluquero de aquel año, la procesión del voto o de las descabelladas, consistía en concurrir todas las doncellas con el cabello tendido y recorrer las principales calles de la población, con la particularidad de estar cerradas entre tanto todas las puertas, balcones y ventanas, sin que ningún vecino pudiera asomarse por ellas. A los forasteros se les permitía verla desde la calle con mucho recogimiento.

Reportaje del diario ABC sobre "Las Descabelladas" de Fuentes de Ebro

En 1903 el diario ABC publicó un amplio e interesante reportaje, titulado “Costumbres y tradiciones españolas. La procesión de «Las descabelladas» o fiesta del voto”, ilustrado con fotografías de J. Vergara, en el que nos relata el origen de esta curiosa tradición.

"El día 19 del corriente mes se celebró en Fuentes de Ebro, provincia de Zaragoza, la típica y original fiesta del votó o procesión de Las descabelladas.

Allá por el mes de abril del año 1495 presentóse en el término de dicho pueblo una horrible plaga de langosta, cuya acción devastadora y rápida propagación no pudieron ser atajadas por el vecindario, que ante el temor de verse sumido en la más espantosa miseria, luchó desesperadamente durante veintidós días contra la plaga.

Entrando a la iglesia antes de la procesión. Foto: J. Vergara, 1903

Convencidos de la inutilidad de sus esfuerzos, el pueblo en masa deliberó y acordó invocar el celestial auxilio organizando siete procesiones en siete días consecutivos, en las que todos, los hombres, mujeres y niños debían tomar parte a pie desnudo, como asimismo todas las doncellas o vírgenes con el cabello tendido como signo de desesperación.

Poco antes de terminado el trayecto y llegada la procesión a cierto sitio previamente marcado y próximo a la iglesia todos los asistentes debían postrarse de hinojos y continuar en esta posición, caminando sobre las rodillas hasta el interior del templo, pronunciando a la vez entre sollozos y gritos lastimeros las siguientes palabras:
«¡Santo Dios! ¡Misericordia!».

Verificadas las siete procesiones en la misma forma, el día en que tuvo lugar la última celebróse una solemne misa, en la que todo el pueblo acordó elegir y tomar a San Gregorio como abogado en la corte celestial, por cuya mediación dicen las crónicas que se obtuvo la gracia de Dios, librando a la tierra de dicha terrible plaga.

El pueblo, agradecido por tan señalada gracia, prometió guardar solemnemente el día y fiestas de dicho santo, para lo cual, reunidos los honorables D. Sancho Samper (justicia), Gonzalo de Exea (jurado de los fidalgos) y "Bartolomé de Pascualía (jurado por los labradores), juraron y votaron en nombre y voz de todo el pueblo, por presentes, ausentes y venideros, hacer todos los años en aquel día de la fiesta una procesión muy solemne, a la que hombres, mujeres y niños mayores de siete años deben acudir descalzos, y detrás de éstos todas las doncellas escabelladas o con el pelo tendido. Asimismo se ordena que el día y fiesta del santo, desde la salida del sol hasta que la procesión sea tornada á la iglesia, ninguna bestia de labor salga ni vaya a la dula, ordenándose igualmente que ninguna persona salga de la villa en dicho día hasta sol puesto ni presencien la procesión desde puertas, balcones o ventanas.


Último grupo de la comitiva. Foto: J. Vergara, 1903

Señalaron diversas penas para los que contraviniesen las anteriores disposiciones, levantando acto seguido un acta firmada por los mencionados señores, cuyo original todavía se conserva en el archivo de la parroquia.

Aunque no en todos sus detalles, todavía se conserva y respeta en la villa de Fuentes de Ebro el voto tan fervorosamente hecho por sus antepasados de hace cuatrocientos años, según puede apreciarse en las presentes fotografías que publicamos reproduciendo la originalísima procesión de Las descabelladas, que tiene lugar todos los años el día 19 de junio, y en la que todas las jóvenes, doncellas del pueblo lucen sus cabelleras en honor del venerado santo".
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