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En mayo de 1885, La Época, El Imparcial, La Iberia y otros diarios nacionales, recogieron una noticia publicada en el Diario de Barcelona, que tuvo lugar en Saravillo. La anecdótica historia trágica, pero con tintes graciosos, nos recuerda a otro hecho similar con el famoso bandolero "Chichón de Nueno" de protagonista. Esta historia la publicamos en el libro Historias de bandoleros aragoneses y sucedió en el alto de Monrepós.Pero, veamos la noticia del Diario de Barcelona:
"Hace poco tiempo, en Cálig, villa de la provincia de Castellón, un yerno hirió en la cabeza á su suegro, a quien creyó muerto.
El agresor diosa a la fuga, y pidiendo limosna de pueblo en pueblo, dominado por la fatiga y el remordimiento, llegó a media hora de distancia del pueblecito de la provincia de Huesca, llamado Saravillo, que no cuenta más de treinta casas.
Para esperar a que anocheciera se escondió, subiéndose a la copa da un corpulento árbol. Al poco tiempo vio con asombro que del pueblo salía una numerosa procesión con velas encendidas y que rodeaba el árbol donde él se encontraba, y que al mismo tiempo el cura, dirigiéndose a varios hombres, decía: «Ea, subid y bajadlo».
El fugitivo, dominado por el remordimiento, contestó presuroso: -«No subáis, que yo bajaré sólo». Al oír aquella voz, la comitiva echó a correr, movida por el terror y no pararon hasta el pueblo, en donde cada cual refirió a su manera que el muerto había hablado.
A su vez, el culpable, asombrado de lo que pasaba, trató de bajarse, y al hacerlo se encontró en una rama a un ahorcado cuyo cadáver habían ido a levantar en procesión los habitantes de Saravillo.
El fugitivo llegó a Plan, donde se presentó a las autoridades y de donde fue trasladado a las cárceles del partido de Vinaroz".
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