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En el siglo XIX, según señalaba la prensa, este lugar era muy concurrido por buen número de bañistas llegados de la capital y de los pueblos circunvecinos para tomar las aguas salutíferas, con propiedades curativas.
Un hilillo de agua nos recuerda las propiedades curativas de la mítica fuente. Foto: C. García
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Estas aguas se utilizaban para reumas, problemas de ojos y para ciertas enfermedades del estómago.
El gran maestro de cantadores, Santiago Lapuente Rais, conocido con el apodo de “El Tío Jotero”, natural de esta villa, acrecentó la fama de estas aguas. En 1908 vivía en una modesta chabola situada en lo que sería la calle de Costa, en Zaragoza. Allí tenía una instalación, que él denominaba “balneario”, y vendía la curativa agua de Fuentes a perra gorda la copeta. A la entrada de la chabola se leían estos versos:
El gran maestro de cantadores, Santiago Lapuente Rais, conocido con el apodo de “El Tío Jotero”, natural de esta villa, acrecentó la fama de estas aguas. En 1908 vivía en una modesta chabola situada en lo que sería la calle de Costa, en Zaragoza. Allí tenía una instalación, que él denominaba “balneario”, y vendía la curativa agua de Fuentes a perra gorda la copeta. A la entrada de la chabola se leían estos versos:
.Bebe esta agua y lograrás
una dulce y larga vida,
no gastes dinero en otra
que será cosa perdida.
una dulce y larga vida,
no gastes dinero en otra
que será cosa perdida.
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Santiago Lapuente Rais, "El Tío Jotero"
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