Tiempos nuevos
Las nuevas alcaldesas de la
provincia de Zaragoza, rodeando al gobernador civil, don Manuel Andrés, y al
alcalde de Zaragoza, señor Pérez Lízano. Entre ambas autoridades aparece la ex
alcaldesa de Gallur, doña María Domínguez, primera mujer que presidió un
Ayuntamiento español. (Foto Martínez).
En el verano de 1932, María Domínguez Remón fue nombrada por el
Gobernador civil de la provincia de Zaragoza alcaldesa de Gallur,
convirtiéndose, así, en la primera mujer de la historia de España que se ponía al
frente de una alcaldía. Permaneció presidiendo la corporación municipal hasta
febrero de 1933.
María era maestra, socialista y afiliada al sindicato UGT. Tras su paso
por la alcaldía se dedicó a la docencia y realizó colaboraciones periodísticas.
Después del golpe de Estado del 18 de julio de 1936 buscó refugio en casa de su
hermana, en Pozuelo de Aragón. Allí fue detenida pocos días después y fusilada
el 7 de septiembre de 1936 en las tapias del cementerio de Fuendejalón.
Poco después de abandonar María la alcaldía de
Gallur, el Gobernador civil de Zaragoza tomó la decisión de nombrar alcaldesas
a otras diecisiete mujeres de la provincia de Zaragoza, la mayoría maestras de
profesión. Este otro hecho insólito en la historia de España fue recogido por
la revista ilustrada Crónica, en marzo
de 1933. El artículo, que puede leerse a continuación, lo firmaba Manuel
Casanova, con fotografías de Martínez.
Isabel
Pemán, de veintitrés años, nueva alcaldesa de Magallón.
(Foto Martínez)
"Manolo
Andrés, uno de los gobernadores civiles que la República afloró en el campo
periodístico, ha nombrado, así, de golpe, nada menos que diecisiete alcaldesas
para otros tantos pueblos, pequeños pueblecitos, de la provincia de Zaragoza.
La
cosa, ciertamente, carece ya de novedad. Ha sido en Aragón, en esta provincia
de Zaragoza, en la villa de Gallur, donde por primera vez durante el nuevo
régimen de España ha presidido el Ayuntamiento una mujer. Y, sin duda, la buena
actuación de María Domínguez, que hace ya algún tiempo abandonó la Alcaldía, ha
inclinado en tal sentido feminista el ánimo de los gobernantes.
Preludio
electoral, vísperas de renovación en los Ayuntamientos. Diecisiete alcaldesas.
Veamos: De Almochuel, doña Emilia
Rodríguez; de Alpartir, doña Concepción
Cortado; de Ardisa, doña Antonia Bosque; de Balconchán, doña
Jerónima Sebastián; de Bureta, doña
Cecilia Latre; de Clarés de Ribota,
doña Josefina Candé; de El Frasno,
doña Estrella de las Nieves García; de Gelsa,
doña Victoriana Cereza; de Lituénigo,
doña Clementina Bilbao; de Lobera de
Onsella, doña Adelina Muñoz; de Magallón,
doña Isabel Pemán; de Novillas, doña
Felipa Elizondo; de Tiermas, doña María
Gil; de Torrellas, doña Manuela
Blasco, y de Villanueva de Huerva,
doña Elvira Antorán.
De
estas diecisiete alcaldesas, que van a regir pueblos que oscilan entre los
noventa y nueve habitantes —Almochuel— y los tres mil —Magallón—, dieciséis son
maestras, y únicamente doña María Gil, nueva alcaldesa de Tiermas, ha sido
elegida por su condición de contribuyente más importante
Detalle:
la más joven de todas —veintitrés años— es Isabel Pemán Cardesa, que va a
ejercer la Alcaldía de Magallón, el pueblo más nutrido de cuantos ahora corren
el albur de ser mandados por una mujer. La de más edad—sesenta y dos años—es
María Blasco, nueva alcaldesa de Torrellas, con sus novecientos cincuenta habitantes.
Manolo
Andrés, además de otorgarles magistratura de ciudadanía, las ha hecho
comparecer en Zaragoza, las ha prevenido e instruido convenientemente, una a
una, y luego las ha invitado a comer. ¿Conformes?
Conformes.
Y ya el lunes, acabado el protocolo cortés, cada cual ha partido para su
ínsula.
¿Con
qué propósitos? Ellas nos contestan: —Para mantener la paz. Nosotras, muchas de
nos otras, no estamos conformes con esta exaltación de la mujer a los cargos
públicos. Creemos que la misión de la mujer dentro de la República es otra muy
distinta. Pero nos hacemos cargo. Precisamente por nuestra condición de
funcionarios públicos representamos una garantía de imparcialidad. Así se evita
que cuando deje de ser alcalde Fulano lo sea Mengano, que es su enemigo
natural, pertenezca al partido a que pertenezca, si es que hasta estos pueblos
insignificantes es posible que lleguen la esencia y el matiz de los partidos políticos.
Doña
María Blasco, de sesenta y dos años, nueva alcaldesa de Torrellas. (Foto Martínez).
Además
—nos dicen—, en los pueblos que vamos a dirigir apenas si existen conflictos
presumibles. Casi no hay organizaciones. Únicamente en Novillas cuentan los
radicales socialistas con un grupo, y con otro, no muy importante, la C. N. T.
En Lituénigo hay poquitos socialistas, y en Torrellas, para preocupación ligera
de doña María Blasco, un centro de la U. G. T.
Algo
más nos inquieta la forma en que deberemos distribuir las horas del día. Como
casi todas somos maestras, y aparte de la labor de la escuela, damos clases
particulares...
Las
más jóvenes—Cecilia Latre, Adelina Muñoz, Isabel Pemán, Felipa Elizondo—,
solteras, se encaran con sus colegas:
—Vuestros
maridos os podrán asesorar. Pero ¿y a nosotras?
Pero
todas se sienten optimistas y confiadas. Y viéndolas salir del despacho del
gobernador civil y entrar en el restaurante del Centro Mercantil, en un leve tropel, mejor pudiera
pensarse en aspirantes a determinada oposición, o acaso —las hay muy bonitas— en
cualquier concurso de belleza en boga.
¡Es
que a diecisiete alcaldesas en serie, la verdad, no estábamos acostumbrados!".
Manuel CASANOVA
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