24/7/07

HÍJAR. XX Jornadas Nacionales de Exaltación del Tambor y el Bombo

Foto: C. García

Viernes, 4 de marzo de 2005
Colaboración leída en el programa “Hoy por hoy” de Radio Zaragoza, dirigido por David Marqueta

¡Hola, amigos!

Hoy nos detenemos en una de las poblaciones de la “Ruta del Tambor y del Bombo”, en Híjar, la antigua Ixar, villa de la comarca del Bajo Martín.

El monumento al tambor, obra de Fernando Gamundi, nos anuncia que, en Híjar, el sonido de este instrumento hace temblar la tierra durante la Semana Santa, recordando la muerte de Cristo. Esta fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, se remonta a principios del siglo XVI.
Antes de esa fecha, las gentes de la villa se reunían, con la cara tapada y vestidos con sayal negro, para golpear calderos y otros cacharros, manifestando su dolor por la muerte de Cristo.

En el pintoresco casco urbano se distinguen tres sectores que se corresponden con las tres culturas que convivieron en Híjar. El barrio judío se sitúa alrededor de la antigua sinagoga, hoy convertida en ermita de San Antón. El barrio morisco se extendía hasta el barrio de San Blas, con la mezquita como centro espiritual, y luego convertida en iglesia de la Magdalena. Y el sector cristiano, que abarcaba desde la capilla de la Virgen de Arcos hasta el puente.

Se conservan viejas tradiciones en honor a San Blas, la Virgen del Carmen y Virgen de Arcos, recordando los festejos de las Fiestas y Ferias que se celebraban antaño: el Rosario de la Aurora o despertadores, la tradicional soldadesca, el dance y las gitanillas, que actuaban en las denominadas Eras de la parroquia. La procesión de las mozas portadoras de canastillos sobre la cabeza con el pan que se iba bendecir. La subasta o “llega”. Los cabezudos, acompañados del cipotegato, o las típicas melodías de dulzaina y tamboril.

Historias y leyendas nos hablan del “paradero de Mirabayo” o de la disputa por la ermita de Santa Quiteria.

Las coplas nos recuerdan que:

“En Híjar hay un convento
con portal de tres arcadas...”.

O que “en Híjar están las chicas guapas”.

Y, aunque ellos sean quienes lo anuncien, es cierto.

Allí lo comprobaréis y podréis escuchar la gran jota de Híjar, una jota de amor:

Los olivos dan olivas;
y las olivas, aceite;
y mi corazón da brincos,
morena, sólo con verte.
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