27/1/12

El trasvase de objetos de arte de Huesca a Cataluña

Nada tiene que envidiar al del río Ebro
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PERLAS DE HEMEROTECA
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Pancarta reivindicativa del Frontal de Berbegal. Foto: C. García

El siguiente artículo, publicado el 14 de octubre de 1974 en el diario Pueblo, fue reproducido íntegro en la Nueva España de Huesca, del 24 de octubre de 1974, por el interés para los lectores del diario oscense.

Hay trasvases vitales —como el proyectado del Ebro— que ponen en guardia a las provincias: pero hay otros trasvases —los espirituales— que se vienen sucediendo desde tiempo inmemorial, las más de las veces amparados en el silencio, que, por lo que respecta a Huesca, supone un grave deterioro de su riqueza artística. Numerosas voces han contribuido a concienciar el tema que sólo la arbitrariedad y el egoísmo particular pueden pasarlo por alto. Consideramos que la divulgación es fundamental a todos los niveles. Por ello hemos enviado un cuestionario a don Jesús Conté Oliveros, hombre de larga dedicación educativa, con una brillante hoja de servicios, plurilingüista, autor de numerosos libros y, por encima de cualquier otra virtud, un enamorado y defensor de su provincia, Huesca. Las aportaciones que él nos ofrece en esta encuesta —muchas de ellas, inéditas; todas, profundas— han de ser valiosísimas, incluso para los especialistas en el tema. Nosotros, al leer sus contestaciones, hemos sentido una sensación de estupor, cuando no de indignación, ante los hechos cometidos en la provincia de Huesca. Pensamos que la misma sensación van a experimentar los lectores.

J. L. ARANGUREN EGOZKUE


APTITUDES MERCANTILES
—¿Puede hablarse de elevación, cuando no de comercialización, de tesoros artístico-religiosos en Huesca?

—Entre el período que pudiera denominarse de gestación, aún indefinida y borrosa, de una incipiente evasión y una auténtica comercialización han mediado algunos años.

Al principio, tal evasión se presentaba más o menos disfrazada con cándidos ropajes para cubrir las "apremiantes necesidades" existentes en determinadas parroquias, que para quedar satisfechas comportaban la venta de algunas "jocalías de poca monta", sin requerir de este modo, el oneroso concurso pecuniario de la feligresía.

Posteriormente, ciertos clérigos invocaron toda suerte de argumentos, "ex cornu altaris", al quedar demodado el pulpito, tendentes a crear una propicia mentalización en los ánimos de su dominical auditorio, evitando así que, llegado el momento de la desaparición los fieles quisieran rasgarse las vestiduras al comprobar la ausencia de aquéllos objetos artístico-religiosos con los que se hallaban familiarizados desde su más tierna infancia, es decir, desde aquellos lejanos tiempos en que, bajo la tutela de sus ya difuntas abuelas, acudían al templo para rezar rosarios, novenas y otras devociones pías.

Por último, a raíz del clamoroso triunfo de las teorías "maritainistas" y al amparo de las llamadas reformas posconciliares en su ulterior desarrollo e interpretación, hubo quienes se lanzaron a poner en práctica sus aptitudes mercantiles sin temor a que se pronunciara el subsiguiente blasphemavit por parte de ciertos sectores responsables de la feligresía. Ahora bien, como el plan trazado requería estrategia previa, se había elaborado con la debida antelación el estudiado "modus opeandi".

LARGA LISTA
—¿Cuáles son en su opinión los ejemplos más sangrantes?

—Como respuesta básica, invocaremos aquella sapiente frase del Apocalipsis: "Ex tribu Judá duocecim millia signati", es decir, son muchos, por desgracia, los que podrán aducirse: fruto de la irreflexión de una buena parte de esta joven clerecía: pero, en aras a la brevedad, nos limitaremos a destacar los que más recientemente han contribuido a exacerbar los ánimos todavía candentes de aquellos a quienes más directamente atañe la cuestión que nos ocupa:

En Torla, magnífica cruz procesional de plata dorada, de gran tamaño, arte de la primera mitad del siglo XVI. Fue recuperada después de la última guerra y, al decir del señor Del Arco, era con mucho la mejor de la provincia. ¿Sabe alguien su actual paradero?

En Ayerbe, precioso temo y capa pluvial de la ermita de la Virgen de Casbas que, al parecer, necesitaban una restauración. ¿Sabe alguien en qué taller?

En Loarre valiosísimo retablo perteneciente a la filial de Novalla. ¿Estará ahora en los Países Bajos? También ha desaparecido una bella cornucopia, legada por el teniente general Ena, a la casa parroquial, amén de candelabros, lámparas, etcétera. De todo esto, ya se hizo eco en su día nuestro querido amigo El Atisbador de la Sotonera, en diversos rotativos, con el consiguiente escándalo público.

A este propósito conviene señalar que hubo algún que otro improvisado defensor del responsable de tan audaces actos que alegan que el "vendedor" se vio obligado a ello para comprarse camisas. ¿Eran de carga? Si el retablo en cuestión era de un elevadísimo valor, ¿de qué precio fueron las camisas? Juzgue el lector.

La románica ermita del Treviño, en Adahuesca, ha perdido (¡¡pasmémonos!!) nada menos que su claustro. ¿No es esto sorprendente?

Recientemente, la verja de la Catedral de Huesca ha sido "cedida" al santuario de Torre Ciudad para que pueda ser admirada por los turistas extranjeros en tierras ribagorzanas, pues los oscenses tienen ya demasiados tesoros para deleitar su sensibilidad artística. Excusamos la ironía del último párrafo, pues sabemos que todos los oscenses han repudiado la "cesión" entes aludida. Bien podrían recordar con nostalgia aquel lúgubre poema de Luis Ram de Viu, que comienza: "Muchas veces, allá, junto a la verja..."

Gran penitencia se nos había de imponer, si tuviéramos aquí que relatar las desapariciones de libros, pergaminos, tallas románicas, etc., y decimos que sería grande, no por mortificación propia, sino por el tiempo que habríamos de dedicar a tan extenso menester.

EL GRAN PIONERO
—¿Qué casos se registran a raíz de los cambios en los límites diocesanos?

—El trasvase de objetos de arte de Huesca a Cataluña nada tiene que envidiar, por su importancia, al de nuestro rio Ebro. Veamos, pues, algunos ejemplos, que no por lamentables resultan menos ciertos. El gran pionero de estos trasvases fue el doctor Messeguer y Costa, quien, a finales del siglo XIX, "tuvo a bien", desde su solio episcopal ilerdense, el ordenar el trasplante de la portada románica de la parroquia de El Tormillo (provincia de Huesca) en la iglesia de San Martín, de Lérida, donde actualmente es admirada por propios y extraños. Menos mal que los señores Santiago Alcolea y Juan Díaz de Budallés afirman en cierta guía artística ilerdense: "La iglesia de San Martín presenta sencilla portada, que refleja el arte selecto de las grandes creaciones de la escuela de Lérida del siglo XIII".

Don Juan Antonio Foncillas, que publicó un magnífico trabajo al respecto el 10 de agosto del año en curso en cierto periódico, dice muy acertadamente, glosando este hecho, lo siguiente: "Aquí los investigadores han preferido incluir la portada de la iglesia oscense de El Tormillo, y acarreada a Lérida por orden del obispo Messeguer y Costa, "como arte selecto de las grandes creaciones de la escuela de Lérida". Sin comentarios, concluye finalmente.

Tampoco nosotros queremos añadir comentario alguno, señor Foncillas, pues sus palabras son lo suficientemente expresivas y elocuentes para que haya necesidad de ulteriores exégesis.

Harto lamentable resulta también el "traslado" del valiosísimo frontal de Berbegal al Museo Diocesano de Lérida. Una guía artística de esta ciudad comenta al respecto: "Es, sin duda alguna, la obra maestra de la pintura oscense sobre tabla del siglo XIII, dando nueva vida al viejo tema del Pantocrátor rodeado por el Ttramorfos y los doce apóstoles que aquí aparecen enmarcados con delicadas labores de talla. Las figuras se pintaron sobre fondo da oro tapizado de temas florales gofrados, aprovechando en ciertos sectores la transparencia de la preparación metálica; su canon humano es correcto y se completa con el dibujo ajustadísimo de las facciones e indumentaria y por la pureza de su bello colorido en que predomina el carmín. Está muy relacionado con la decoración de la sala capitular del monasterio de Sigena".

Bien conocen los comentaristas ilerdenses de arte todo lo relacionado con el monasterio de Sigena, pues no en vano conservan en su Museo Diocesano sarcófagos, retablos, cuadros, muebles, pinturas murales y otros objetos procedentes del antiguo cenobio sanjuanista, amén de la silla prioral, obra del maestro de Sos hacia 1325.

Azara y otras parroquias del arciprestazgo de Berbegal, que en enero de 1956 se incorporaron de "facto" a la diócesis de Huesca, notaron ciertas ausencias de objetos artísticos poco antes de que se efectuara su integración al obispado oscense.

También Barcelona ha cobrado buenas y abundantísimas piezas artísticas procedentes de todos los puntos geográficos de la provincia de Huesca. Sólo de frontales y retablos, sin añadir otras obras de arte podría hacerse un» larga lista de los que actualmente se "guardan" en el Museo de Barcelona. Veamos una simbólica relación, por desgracia real, de las piezas anteriormente mencionadas:

Et primo un frontal del siglo XIII, procedente de la ermita de Begatell, en Betesa (Benabarre), pintura al temple de huevo, sobre tabal, con fondo de yesería en relieve.

Item un frontal de San Martín, del siglo XIII, procedente de Chía (Boltaña), pintura de las mismas características que el anterior.

Item un frontal de San Juan Bautista, de 1300 "circa", procedente de Gésera (Jaca), pintura al temple, con corladura de plata.

Item un frontal de San Nicolás, del siglo XIV, procedente de Güell (Tamarite), pintura al temple de huevo sobre tabla.

Item un retablo de San Felipe y San Jaime, del siglo XIV, procedente de la Catedral de Huesca, pintura al temple sobre tabla; lleva los escudos de Aragón y del condado de Urgel.

Item un retablo de Santa Úrsula, de 1300 "circa", procedente de Casbas de Huesca, pintura al temple de huevo sobre tabla.

Item un retablo de San Vicente, de la primera mitad del siglo XIV, procedente de Estopiñán (Tamarite), pintura al temple de huevo sobre tabla.

Item un retablo de San Pedro mártir, de comienzos del siglo XIV, procedente de Sigena, pintura al temple sobre tabla.

Item un retablo de la Virgen, de mediados del siglo XIV, procedente también de Sigena, pintura al temple sobre tabla.

Item un retablo de Santo Domingo, de comienzos del siglo XIV, procedente de Tamarite de Litera, pintura al temple con corladura sobre plata.

Item: Et sic de multis...

Omitimos aquí las obras de arte que, procedentes de Huesca, se hallan "guardadas" in England, USA Catalán collections (prívate of cour se) and so on. (Perdonen los lectores, pero hablar de desapariciones artísticas y no decirlo en inglés sería grave pecado).

PROBLEMÁTICA LA RECUPERACIÓN
—¿Cabe una postura reivindicatoría, por parte de Huesca, respecto a la desaparición de tesoros artísticos?

—Es muy difícil, por no decir imposible, que Huesca pueda recuperar sus tesoros perdidos; ahora bien, lo que sí es factible, contando con un severo control por parte de los señores ordinarios de las tres diócesis oscenses, es el conservar los aún existentes. En cuanto a las iglesias sujetas a la mitra ilerdense, enclavadas en la provincia de Huesca, quizá dependa de una todavía hipotética prohibición por parte de la Santa Sede en el sentido de que se evite en lo sucesivo que las cosas pertenecientes a otra provincia sean llevadas a la capital diocesana, al tiempo que pudiera obligarse a las autoridades eclesiásticas de Lérida a devolver a Huesca lo que siempre ha sido suyo; pero esta última suposición más bien tiene apariencias de un sueño pueril que de una futura realidad.

—¿Puede hablarse de que la Iglesia ha tomado conciencia exacta del problema, o, por el contrario, directa o indirectamente, estamos predestinados a que continúe la evasión?

—Según ciertas informaciones aparecidas en la Prensa italiana, parece ser que Roma así piensa, particularmente después de ciertos casos acaecidos en las iglesias de la Ciudad Eterna; pero ignoramos si tal medida afectará ex aequo a la Urbs Roma y a la Urbs Osca.

Recordemos que en la época de Quinto Sertorio esta última pretendió a su modo, en el grado comparativo que le fue posible, equipararse a la capital del imperio, y tras la trágica muerte de aquél, poco tardó en doblegarse a la voluntad que desde las orillas del Tíber le fuera impuesta. ¿No podría ahora acaecer lo mismo en otro orden de cosas? Confiemos que no.
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