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Foto: C. García
Viernes, 24 de diciembre de 2004
Colaboración leída en el programa “Hoy por hoy” de Radio Zaragoza, dirigido por David Marqueta.
¡Hola amigos!
Llega la Navidad. Es una fiesta esencialmente familiar, que hace aflorar virtudes y deseos de solidaridad, amor, paz o felicidad, acentuados con la llegada del año nuevo.
Muchos signos nos anuncian su llegada: adornos, iluminaciones, belenes, árboles de Navidad, la lotería, los villancicos, el turrón… y un excesivo consumismo.
Antes, el aprovisionamiento se hacía en las ferias, que se celebraban por todo Aragón. Los protagonistas eran los pavos. En Zaragoza, el “tío de la caña” conducía por las calles, en manadas, a los mocosos emisores de amenazadores graznidos para facilitar su venta.
En los pueblos y ciudades se encendían hogueras (muchas desaparecieron con la pavimentación). Después de la tradicional Misa del Gallo comenzaba la juerga callejera y en torno al calor del fuego se comía, se bebía y se cantaban villancicos.
Una de las tradiciones más comunes era la quema del “tronco o tranca de Nadal”. En Robres se denominaba “Cabirón”. El cabeza de familia encendía el “cabirón” después de bendecirlo, rociándolo con un buen chorro de cazalla, que producía un fogonazo, y al grito de:
“Cabirón, cabirón
caga turrón”,
caga turrón”,
se golpeaba con el atizador o con un palo y aparecían barras de turrón junto al fuego.
En otros lugares se decía:
“Tronco de Nadal, o cagas turrón
o te doy con el mango l’astral”.
En el Sobrarbe se guardaba una “tozeta” de la “tronca” para echar al fuego cuando había tormentas.
Todavía hoy, en algunos lugares del Moncayo los niños recorrerán las calles haciendo sonar zambombas y otros instrumentos de percusión para pedir el “aguinaldo”, cantando coplas como esta:
La zambomba tiene un diente
y la muerte tiene dos
y el muchacho que la toca
tiene ganas de turrón”.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
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