26/4/08

“Bort de Llagonas” instala su centro de operaciones en Montanuy, y en Belchite se teme que aparezca gente armada

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Belchite (Foto: C. García)

Repasando las páginas del Heraldo de Aragón del 12 de octubre de 1905 encontramos una reseña sobre el bandolerismo, recordando que el campo andaluz no era el único terreno abonado en España para que las bandas de malhechores realizasen sus atrevidas correrías, lanzándose a la sierra en busca de la vida disputada a trabucazos.

Los Siete Niños de Écija.
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En los folletines novelescos se publicaban historias de lo que parecía una España vieja. La aparición de la partida de “Vivillo” reverdecía aquellos azarosos tiempos del caballismo, con sus romancescas aventuras, maridaje de generosidad y valentía, de virtudes y latrocinios. Sin embargo, la realidad regresaba a los tiempos de Diego Corrientes, de “Cucaracha” y de los “Niños de Écija”.

Teveo de "Cucaracha" editado por "Los titiriteros de Binéfar"

El temor por la aparición de bandas de malhechores se extendía desde el Pirineo hasta las tierras de Belchite.

Pocos días atrás, el corresponsal en Benabarre describía el temor que se había instalado en la comarca por la presencia de “Bort de Llagonas” en Montanuy:

Mariano Gavín "Cucaracha", natural de Alcubierre (Dibujo de "Los Titiriteros de Binéfar")
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“Por esta alta montaña hay mucho movimiento de fuerzas de la benemérita en persecución de la partida de bandoleros que hace unos días tienen su centro de operaciones en el pueblo de Montanuy, capitaneada por Ignacio Calegón (a) ‘Bort de Llagonas’, fugado por dos veces de prisiones; la reconcentración es en el pueblo de Vidaller, sin que a estas horas se sepa hayan dado alcance a ninguno de estos”.

Diego Corrientes
. La preocupación del Alto Aragón se extendía a las tierras del partido de Belchite. Había temor de que apareciera gente armada dispuesta a exigir violentamente los medios de subsistencia; las cosechas de judías y patatas se habían perdido a consecuencia de las inundaciones y los graneros se hallaban exhaustos después de la siembra.

Puebla de Albortón (Foto: C. García)
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La perspectiva del invierno que se avecinaba
en Aragón coincidía con los augurios de malestar que en el resto de España hacían los profetas pesimistas.

Una realidad era palpable, los hambrientos o emigraban o comían sin reparar en los medios de subvenir a su necesidad.

Fuente de información:
  • Heraldo de Aragón, 12 de octubre de 1905.
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